lunes, 22 de septiembre de 2008

MÉXICO Y SU SOCIEDAD TIENEN UNA ESTRUCTURA COLONIAL


Desde la fundación de este país en 1821 hemos estado viviendo en un sistema colonial dirigido por la “ideología criolla” al servicio de intereses económicos externos. El colonialismo cultural e intelectual nos impide “ver” nuestra realidad y ha logrado que los mexicanos en vez de intentar acabar con la colonización, creamos que el éxito social es, convertirse en un colonizador de nosotros mismos.

México no se liberó en 1821, los criollos sólo cambiaron la fachada del sistema colonial de explotación de los peninsulares que favorecía a España. Expulsaron a los gachupines en 1825 y se situaron en el vértice superior del sistema colonial de explotación. Se “inventaron su país” al que llamaron “México”, en honor de los mexicas que habían vencido sus antepasados, desconociendo el nombre milenario de esta tierra... el Anáhuac.

Los conquistadores-colonizadores a partir de 1521, destruyeron, desmantelaron y negaron sistemáticamente todas las instituciones, autoridades y leyes producto de miles de años de desarrollo humano y sabiduría social de los invadidos. En su lugar impusieron a sangre y fuego, nuevas leyes autoridades e instituciones, pero no las que se usaban en España en ese momento, sino otras diferentes de carácter colonial, que tenían como objetivo regular la explotación de los indígenas y la depredación de sus recursos naturales entre los españoles y el envío de las riquezas obtenidas a España. En ese nuevo sistema los vencidos no tuvieron ni cabida ni derechos.

Después de 3 siglos de injusta explotación y depredación, los criollos se revelaron en contra de los gachupines y levantaron a los indígenas en contra de los españoles. Después de 11 años de lucha y gracias a una traición, el criollo Agustín de Iturbide toma la ciudad de México con el mismo ejército que los gachupines le habían dado para acabar con el mestizo de Vicente Guerrero.

En 1821 los criollos independizan al Virreinato de la Nueva España de la Corona Española y “crean su propio país”. No cambian nada de la estructura colonial de explotación y sólo modifican la fachada, “modernizándola” con un tinte de “democracia occidental”, en la que los indígenas, campesinos y mestizos muy poco tenían que ver en los destinos de “su nación”, salvo como carne de cañón para sus interminables luchas fratricidas, pues se dividieron en dos bandos, unos a favor de Europa [masones escoceses-centralistas-monárquicos-conservadores-panistas] y los otros a favor de Estados Unidos [masones yorkinos-federalistas-republicanos-liberales-priístas]. Nada ha cambiado en los últimos siglos.

El sistema colonial se “modernizo” en tanto cambió la fachada y en vez de ser “indios-encomendados”, pasaron a ser “peones-acasillados”. De mandarse las riquezas a la Corona Española ahora se mandaba a “los mercaderes” que vivían en Francia, Inglaterra, Alemania y España, y las migajas que antes eran para los gachupines, ahora son de los criollos.

La Revolución de 1910, fue una segunda remodelación del sistema neocolonial alentada por Estados Unidos sobre la base de su Doctrina Monroe y lo único que cambió en realidad fue el destino de las riquezas, que ya no se fueron a Europa sino hacia el Norte.

De cara al inicio del tercer milenio, los pueblos del Anáhuac siguen viviendo en un sistema colonial de explotación. El pueblo ha perdido su memoria histórica y vive una pesadilla “cinco centenaria” extraviado en el “laberinto de su desolación”, teniendo una doble actitud consigo mismo, de conquistador-conquistado, de colonizador-colonizado. Sin autoridades, instituciones y leyes propias, en medio de la más cínica corrupción de un sistema que desde sus orígenes en 1521, es totalmente ilegal e inmoral.

Los verdaderos amos de nuestro pueblo son “los mercaderes”[el capital financiero supra nacional]. Nos han dado atole con el dedo con los criollos y su corrupto sistema político y partidista. El pueblo del Anáhuac no ha avanzado nada desde 1521, por el contrario, ahora estamos en una situación más difícil, pues los enemigos están entre nosotros mismos, el colonialismo cultural e intelectual nos ha educado en la corrupción, la injusticia, la explotación, la depredación de nosotros mismos y en el desprecio de lo propio y la exaltación de lo ajeno. A veces somos más atascados, despiadados y corruptos que los mismos criollos.

Cómo iniciar el tercer milenio con más de la mitad de los mexicanos en la pobreza [según las cifras oficiales], aunque las investigaciones de la UNAM señalan que el 72% de todos los mexicanos viven en la pobreza. Cómo hablar de una “nación” y un “nacionalismo” cuando somos la novena economía del mudo y al mismo tiempo ocupamos el doceavo lugar en injusticia social del planeta y somos la cuarta nación más injusta en el reparto de la riqueza del continente. Cómo hablar de “democracia” y justicia social si en los últimos 20 años hemos pagado en intereses 6 veces lo que debíamos por concepto de deuda externa en 1982 y ahora debemos tres veces más, lo que implica que estamos condenado a nuestros hijos y a los hijos de nuestros hijos a la miseria y al sometimiento total y absoluto.

Cómo pensar en nuestro futuro si creció 77% la importación de alimentos, en 6 años y el modelo económico, no sólo condena a la pobreza progresiva a la mayoría de los mexicanos, sino que pone en riesgo la propia biodiversidad del territorio, pues ese es otro de los grandes problemas que no se ha querido hablar, pero el territorio esta peligrosamente contaminado. Sí la educación esta en la ruina y es colonizadora, sí el sistema de salud ha sido abandonado y le apuestan a que se derrumbe para iniciar la privatización de los servicios médicos, cómo podemos hablar de nacionalismo si vivimos un sistema colonial en pleno siglo XXI.

El sistema político y partidista naufraga en la corrupción y el cinismo. La democracia propiciada por “los mercaderes” es “todos contra todos”, sin importar la nación y el pueblo, lo único que importa es el poder por el poder mismo. El Estado se encoge y se reduce a funciones de policía y administrador, y el Mercado se ensancha y toma la dirección de la sociedad y del país.

El sistema social esta totalmente deshumanizado y esta embrutecido. Los valores y principios de nuestra civilización están siendo diluidos lenta pero indefectiblemente. La familia cada vez pierde sus tradiciones, valores y costumbres. Los adultos están perdidos en la necesidad, cada vez más apremiante y difícil de conseguir dinero para tratar de vivir una vida de consumo-chatarra y buscar la ilusión de la evasión. Nuestra niñez y juventud encuentra en la televisión y en el consumismo su razón existencial y en la violencia y las drogas una puerta falsa para escapar de la miseria existencial que les ofrecemos los adultos. Con una pésima educación académica colonizada, con una sociedad corrupta y enajenada, sin fuentes dignas de empleo, sin alternativas, sin futuro, sin alternativas espirituales. Embrutecidos, explotados, tratados injusta, insensible y violentamente, así crecen nuestra gente.

En estos 481 años no hemos avanzado nada, México y su sociedad mantienen una estructura colonial. Nuestro futuro es nuestro pasado. Nuestra tarea, por ahora, es recuperar la memoria histórica. Despertar en nuestros hermanos la conciencia espiritual de la vida. Que recuerden que un día fuimos libres y vivíamos en armonía con la naturaleza y con el universo. El camino de la descolonización inicia en lo más profundo de nuestros corazones.

Uno por uno... iremos despertando. Es un proceso individual. Sin lideres mesiánicos, sin “gurus” de plástico. (2002)


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