martes, 21 de octubre de 2008

NADA HA CAMBIADO EN 500 AÑOS.


La invasión que sufrieron los pueblos originarios del Cem Anáhuac (América) es una de las injusticias más grandes de la historia. Porque no solo fue invadirlos para desposeerlos, sino fundamentalmente para negarlos como seres humanos y como civilización. Tal vez, lo más parecido en nuestros días es lo que esta haciendo Israel con Palestina en estos momentos.


En 1492 los “mercaderes” estaban muy urgidos de encontrar una nueva ruta comercial con el Lejano Oriente, ya que los turcos se habían apoderado del Oriente Cercano y no dejaban pasar las caravanas comerciales. Esa es la razón por la cual los “mercaderes” alentaron la invasión.


El amable lector debe de saber que en aquellos tiempos no existía “la libre empresa”. Todo cuanto se hacía tenía que tener la bendición de la iglesia y el permiso del rey. Todo ese cuento de las joyas de la reina es una mentira. La invasión fue financiada totalmente por los ricos mercaderes. Esto nos lleva a una conclusión muy importante. Colón no venía en un viaje científico y humanista. El señor venía con muchos intereses, tanto de los mercaderes y la corona, como especialmente de él, quien leoninamente pidió muchas cosas para sí y su familia, si descubría la nueva ruta comercial, motivo por lo cual, al tiempo la corona lo persiguió hasta acabarlo, pues se demostró que no llegó a la India.
Colón fue quien exterminó a los pueblos caribes, en menos de 10 años asesinó a todos los indígenas de las Antillas. Murió en la ruina debido al enfrentamiento con la corona, murió perseguido y odiado. Pero sobre todo, murió creyendo que había llegado a la India. Esa es la razón por la cual los españoles del Siglo XVI les pusieron a nuestros Viejos Abuelos, “indios”. Lo triste es que han pasado 500 años y sabemos que Colón no llegó a la India y sin embargo, le seguimos diciendo a los pueblos originarios “indios”. No sabemos y parece que no nos interesa saber, cómo se decían a sí mismos nuestros antepasados. Eso nos demuestra el desprecio que los colonizadores nos han enseñado a sentir de nosotros mismos.

Existen muchas mentiras y verdades a medias sobre “el descubrimiento del nuevo mundo”. Primeramente debemos decir que las civilizaciones del Cem Anáhuac (América) eran mucho más antiguas que la de Europa. En segundo lugar, Europa no es un continente. Es en cambio una península del Continente Euroasiáticoafricano, pues es una sola masa de tierra. Así que esa idea del “viejo continente” es otra más de las mentiras colonizadoras para sojuzgarnos.



Por medio de una Bula Papal, la corona española “recibió en propiedad” los inmensos territorios del continente, la riqueza que en él se encontrara y sobre todo, en calidad de esclavos a todos los seres humanos que ahí vivían. Fueron desposeídos de un “plumazo” nuestros antepasados de todas sus pertenencias, hijas, esposas y madres, tierras, ciudades, pero sobre todo; de un solo golpe fueron negados siete mil quinientos años de uno de los más importantes DESARROLLOS HUMANOS. Se invalidaron violentamente las leyes, las instituciones y las autoridades, que se habían creado a lo largo de milenios. Se les quitó la condición de seres humanos, (esto sigue vigente) y se desvalorizó su cultura.


En 1492 se inició una violenta, injusta y deshumanizada explotación de los seres humanos de estas tierras y una depredación sistemática de sus recursos naturales a favor de los colonizadores europeos. En México los españoles exterminaron a las poblaciones originarias en menos de cien años. Se supone que en 1519 existían alrededor de 25 millones de personas y para 1619 solo quedaban un millón. Trescientos años de “Colonia” en la que los vencidos no tuvieron ningún derecho. Y en los últimos dos siglos, los descendientes de los colonizadores, los criollos, han seguido explotando a los pueblos y depredando sus recursos naturales.
El problema no es lo que sucedió hace 500 años. El problema vergonzoso es lo seguimos haciendo en el siglo XXI. De diferente manera, pero los resultados son los mismos. Es decir, injusticia, hambre, destrucción ecológica, asesinatos, persecución, negación, genocidio y negación sistemática de la cultura del invadido.

Uno de los elementos fundamentales de la colonización, es que el colonizado PIERDA LA MEMORÍA HISTÓRICA. Cuando no sabemos qué sucedió, no podemos entender lo que está pasando. Sin embargo, el Banco Mundial presentó el día 7 de Octubre en la Universidad Iberoamericana un documento titulado: “Desigualdad en América Latina y el caribe: ¿ruptura con la historia?” en el que señala que en la tierra “descubierta por Colón”, el 10% de la población posee el 48% del ingreso total y que, el 10% más pobre de la región, posee solo el 1.6% de la riqueza. Apunta el revelador documento que son los descendientes de los colonizadores los que son los ricos y los descendientes de los pueblos originarios y los negros son los más pobres. El documento señala: “No se pueden comprender los orígenes del problema de la desigualdad en la región sin hacer referencia al primer período de colonización de los siglos XVI y XVII.



Las raíces de la desigualdad en Latinoamérica yacen en el duro contraste inicial entre un pequeño grupo de dignatarios europeos que tenían poder sobre vastas extensiones de tierra y enormes recursos y una población consistente en trabajadores empobrecidos y subyugados o esclavizados”.


Como ve el amable lector, nada en verdad ha cambiado en estos cinco siglos. El problema no es lo que hicieron “los españoles” hace quinientos años. El problema es lo que estamos haciendo rostros con nosotros mismos en la actualidad.
El Poder Legislativo por unanimidad, no permitió que los pueblos indígenas pudieran tener su autodeterminación cultural. Rechazaron el PRI, PAN y PRD la Ley Indígena producto de los acuerdos entre el Gobierno y el EZLN.
Las familias más ricas y poderosas de México, siguen siendo los descendientes de los colonizadores o extranjeros avecindados. En Oaxaca los ricos son españoles, libaneses, italianos, ingleses y los descendientes de los europeos. Los indígenas y los mestizos siguen siendo peones acasillados solo que cuando mucho, con salario mínimo.

Vivimos una sociedad colonial disfrazada. Somos racistas y clasistas, más feroces que los anglosajones. Pero no lo aceptamos.En los últimos 20 años el pueblo de México ha pagado 460 mil millones de dólares, tan solo por concepto de intereses del servicio de la deuda externa. Eso es neocolonización. Los amos del mundo son los dueños del dinero y nosotros sus esclavos.
Como aprecia el amable lector, no se necesita ser un “especialista” del Banco Mundial para darnos cuenta de la desgracia en la que vivimos. Sospechoso resulta quien pretende “celebrar” el descubrimiento de América, o como ahora dicen con eufemismo… “el encuentro de los dos mundos”.



El punto de esta reflexión es comprender que seguimos viviendo un sistema colonial y que las bases más profundas de México, están en la injusticia y la explotación que sufrimos desde la llegada de los europeos. Que la invasión y conquista se sigue dando día a día. Que estamos actuando como colonizadores-colonizados de nosotros mismos, somos, al mismo tiempo, victimarios y víctimas. Tenemos que ir a la raíz del problema para poder solucionarlo. Vivimos una “cultura” de la colonización. Todos contra todos. Los fuertes contra los débiles. La gente de tez clara contra los de tez morena. Los descendientes de los vencedores, contra los descendientes de los vencidos. Todo se sigue repitiendo en un “eterno retorno”. La invasión y conquista del nuevo mundo prosigue su marcha. La colonización deja mucha riqueza. Le sigue en turno… “Las Reformas del Estado.” (2006)



www.toltecayotl.org

martes, 14 de octubre de 2008

LOS CRIOLLOS NOS HAN SECUESTRADO A LA PATRIA


Hemos planteado en este medio la visión de que vivimos en México una sociedad colonial de explotación, igual que en el siglo XVI, sólo que maquillada. Que lo único que pasó en la Guerra de Independencia, fue que los españoles nacidos en México (criollos) le quitaron el poder de la Colonia a los españoles nacidos en España (gachupines).


Los criollos desmantelaron la presencia de la corona española en el Virreinato de La Nueva España y crearon un país, -su país-, al que llamaron México arbitrariamente, porque no todos somos mexicas. Manteniendo el sistema de injusticia y explotación en contra de los “naturales” o indígenas y la depredación de sus recursos naturales. De esta manera el México de los criollos nace como un país de explotadores y explotados, de vencedores y vencidos, de gente “bonita” y... nacos, indios, yopes, pelados y un largo etcétera lleno de epítetos a los descendientes de la cultura vencida.


Mucha gente piensa que el país llamado México es la creación de hombres que buscaron acabar con la explotación y la injusticia de los tres siglos de Colonia. No es cierto, la lucha fue por el poder económico, político y social entre gachupines y criollos, en donde sólo se usó a los indígenas como carne de cañón. La “historia oficial”, que es la biografía del Estado criollo, miente.


En estos dos siglos de dominio de los criollos, “su país” llamado México, ha ido de mal en peor. En el siglo XIX fueron invadidos por E.U. y Francia, perdieron la mitad del territorio que habían heredado de la Colonia, y se la pasaron luchando en guerras fratricidas. En el siglo XX, por iniciativa de E.U., se inició la Revolución, fundamentalmente para quitar los intereses europeos y abrirles las puertas a los norteamericanos. En estos dos siglos los criollos han demostrado con creces su incapacidad para gobernar, crear riqueza en un país lleno de recursos naturales y de un pueblo originario muy trabajador y con una riqueza cultural muy grande, pero siempre despreciada y menospreciada. Lo realmente cierto que han creado los criollos es la pobreza, la injusticia y la violencia.


En dos siglos los criollos han perdido totalmente su identidad. Ya no son españoles y jamás serán mexicanos. Son rechazados en España a donde se les llama “indianos”, pues aunque ellos no lo aceptan, tienen más la cultura indígena que tanto desprecian y son ajenos a la cultura española, que tanto proclaman. Pero en México mantienen de generación en generación, de una manera obsesiva y recalcitrante, la idea que “ellos son españoles” y que no son “iguales” a los demás. Pero podríamos hablar también de los libaneses, franceses, italianos, chinos, judíos, ingleses, etc.


El México que han forjado los criollos es un país excesivamente racista, clasista e injusto. Los criollos durante doscientos años han explotado a los pueblos originarios y sus recursos naturales, pero nunca en verdad se han sentido mexicanos y han actuado como hermanos con el pueblo. Nunca han aprendido a amar al pueblo y a la cultura que les dio asilo. Nunca han compartido su destino y valorado su cultura.


El que escribe, vivió dos años en España y me jacto de conocer y adorar al noble pueblo español (al de España). Al heroico pueblo que ha sufrido la injusticia y el desprecio de la Europa. El pueblo español, que hasta hace muy pocos años se sentía despreciado y rechazado por los europeos. Después de la Segunda Guerra Mundial, el pueblo español fue el pueblo migrante que sirvió de carne de cañón para que muchas economías europeas se recuperaran. Históricamente el pueblo español ha sido un pueblo de migrantes. Millones de españoles están en América, expulsados por la pobreza y la injusticia, desde los tiempos de la Corona, o desde la época de la República o de la dictadura franquista. Nadie sale de su patria con una mano atrás y otra adelante por su gusto. Todos los españoles que están en México, salvo los refugiados de la Guerra Civil, a quién por cierto les debemos mucho, vinieron por ser los más miserables y pobres de España. Son los que han venido y siguen viniendo a la aventura. Estos “españoles”, lejos de agradecer y amar al pueblo y a la cultura que les dio asilo y cobijo, en poco tiempo se vuelven en sus explotadores y sus despreciadores. Los españoles que llegan a México, desde 1521 hasta nuestros días, en muy poco tiempo “se insertan hábilmente” en el sistema colonial de explotación del pueblo invadido.

Se vuelven más dictadores que Franco, por generaciones mantienen de manera exagerada su pronunciación, tratan de casarse entre ellos o viajan a España por mujer o varón. Crean sus propias escuelas, sus propios centros sociales, culturales y deportivos. Remarcan su “dudoso origen” para imponer su estatus de “colonizador” y no recuerdan que fueron expulsados por la pobreza y la injusticia, desde Hernán Cortés hasta los que arribaron ayer.


No quiero decir que TODOS SEAN IGUALES y no se vale generalizar. Existen españoles como Gonzalo Guerrero, que rechazó a Cortés y vivió, se caso, tuvo 3 hijos, luchó con los mayas en contra de los conquistadores y murió a mano de uno de ellos. Como Francisco Javier Mina, que puso su capital y su vida, por el ideal de la libertad de México. O como León Felipe y toda la pléyade de intelectuales, artistas y maestros que llegaron refugiados por la Guerra Civil, quienes le inyectaron a México lo mejor de España de los años treinta del siglo pasado.
Nos referimos en cambio a los españoles ignorantes, explotados y oprimidos que tuvieron que salir de España por la injusticia y que al llegar a México, se han convertido en otros explotadores, iguales a los que los obligaron a salir de su país. Gente que no es querida en España y no es querida en México. Gente que vive en un “laberinto de soledad”. Ni de aquí ni de allá. Allá son “mexicanos” y aquí son “españoles”.


Nunca se la han jugado por México y huyeron de España. Hicieron la Guerra de Independencia para desbancar a sus parientes los gachupines, pero no por liberar y dejar de explotar al pueblo de México. Desde 1821 no se sienten mexicanos y a la menor provocación salen con sus capitales del país. No es gente de trabajo, sólo explota. No es gente que ayude, sólo medra. No es gente solidaria con el pueblo y la cultura que les ha dado todo cuanto tiene, sólo son mezquinos, ignorantes y materialistas. No son gente de talento y capacidad, sólo minúsculos explotadores, “alpargateros-peseteros” como los llaman en España. No son gente de la gran industria o la gran empresa, no han logrado crear una gran economía en la colonizada América latina. Sólo son rapaces explotadores: hoteles de paso, vinaterías, panaderías, restaurantes, comercio al menudeo y medio mayoreo. Su capacidad no de para más. En vez de desarrollar una gran empresa, prefieren tener varias pequeñas. Maltratan a sus trabajadores, los mal pagan, explotan y desprecian... hasta la fecha, los tratan como si fueran los tiempos de la Colonia. Me refiero a los “gachupines”, no a los ESPAÑOLES. Me refiero a esos que no son mexicanos y tampoco son españoles. A esos despreciables seres que no tienen patria, pueblo, cultura, ni identidad. A los explotadores y hambreadores, a los abusivos, a los ignorantes, a los desolados despatriados. A esa pobre gente.


Existen y le siguen haciendo mucho daño a nuestra gente, a nuestra cultura y no nos han dejado crear una nación propia-nuestra. LOS CRIOLLOS NOS HAN SECUESTRADO A LA PATRIA. Prosiguen manteniendo y usufructuando el sistema colonial, sólo que de una manera velada, hipócrita y racista. Es “su país”, no el de todos los mexicanos. Es “su riqueza”, no la de todos, es “su bienestar” no el de todos los mexicanos, es “su seguridad” no la del pueblo en general.


Ayer salieron a buscar a Europa un emperador para que los gobernara. Hoy, corren a la Embajada de España a pedir “su protección” de una sociedad injusta que ellos han contribuido a construir. Cuando les conviene son españoles. Para explotar y medrar al mexicano, los criollos se ostentan como “mexicanos”, manitos y paisanos. Para librarse de la inseguridad y la injusticia que ellos, como voraces explotadores, han ayudado a crear, entonces son españoles, y buscan la protección de España, sin hacerse corresponsables de esta inseguridad que sufrimos todos los mexicanos. Se presentan como españoles “victimas” ante la embajada y no enfrentan el problema de la inseguridad como actores y factores de la economía que son. Como mexicanos.


Eso nos demuestra que los criollos jamás se han sentido y jamás han actuado como mexicanos. No nos han ayudado a construir, en un país rico, una sociedad justa y más igualitaria, con una distribución más equitativa de la riqueza. Sólo están dispuestos, históricamente, a explotar, corromper y obtener ganancias a costa de la sociedad, la cultura y el país que les ha dado asilo y todo cuanto tienen. (2004)

lunes, 13 de octubre de 2008

EL 12 DE OCTUBRE ...momento para reflexionar


Una de las más grandes tragedias de la humanidad se inició el 12 de Octubre de 1492. Los “mercaderes” radicados en Europa financiaron una expedición para encontrar una ruta comercial a las Indias, dado que los turcos habían bloqueado el paso de sus caravanas al Oriente. Es importante subrayar esto, pues en el siglo XV estaba prohibida la “iniciativa privada”, de modo que la expedición tenía que zarpar con un pendón real, y como España acababa de terminar la “Guerra de Reconquista”, era el reino más nuevo, pobre y débil de Europa en ese momento, ddo que lo que es España había sido por ochocientos años el Califato de Córdoba, y de ello se aprovecharon los “mercaderes”.

El “descubrimiento” y después la invasión, fue desde el primer momento una empresa comercial, financiada y orquestada por el poder económico de los “mercaderes” de Venecia y posteriormente por los de Londres.


No venían en una expedición científica o humanista. Nunca “descubrieron nada”, porque ellos venían a buscar un mundo conocido... la India. Colón murió creyendo que había llegado a la India y hasta la fecha a los pueblos originarios se les conoce despectivamente como “indios”. Las culturas originarias hasta la fecha les son totalmente desconocidas. Nunca vieron y entendieron “al otro” como diferente, sino como inferior y diabólico. Sus objetivos desde aquella época hasta nuestros días son la rapiña, el saqueo y la explotación de pueblos que jamás en la historia les habían hecho daño alguno.


Desde hace 512 años, los descendientes culturales e ideológicos de estos invasores depredadores “celebran” esta fecha. Los beneficiarios del genocidio y la rapiña tienen motivos para celebrar la instauración de la invasión, conquista y colonización de los pueblos y territorios explotados.


En la actualidad, ya no llegan a estas tierras en rusticas barcas de madera a cambiarnos piedras de colores por oro, ahora llegan por la Internet, la TV y los satélites. Ahora nos cambian sus baratijas tecnológicas por petróleo, mano de obra esclava y materias primas. Hoy ya no crean encomiendas, sólo compran bancos, ponen cadenas de tiendas y comida chatarra. Ahora ya no tratan a sangre y fuego en hacernos cristianos, ahora logran con sofisticados y maléficos medios tecnológicos que nos entreguemos irracionalmente “al culto del becerro de oro”, destruyendo nuestra milenaria espiritualidad.


América entera ha sufrido una permanente y devastadora invasión, genocidio, destrucción cultural. La feroz explotación de los pueblos sobrevivientes y la depredación de sus recursos naturales siguen produciendo riquezas indebidas. Los territorios del Norte del Anáhuac fueron presa de los ingleses, franceses y españoles. Los territorios del tihuantaisuyo (Suramérica) fueron explotados por los españoles y los portugueses.


En lo que hoy es E.U. y Canadá, los pueblos originarios fueron total y brutalmente exterminados. Los pocos sobrevivientes los encerraron en reservaciones deseando su exterminio y la muerte de su cultura.


Nunca en la historia de la humanidad se había hecho un crimen de lesa humanidad de esta dimensión y durante tanto tiempo. Los pueblos originarios supervivientes han sufrido persecución, injusticia sistemática y han sido explotados a tal punto, que son los seres humanos más pobres del continente.


El punto es que desde 1492 a la fecha, los extranjeros que vienen a vivir a su tierra, gente de Europa y del Cercano Oriente, día a día, centímetro a centímetro, se han ido apoderando de sus tierras, de sus bosques, de sus selvas, de sus pueblos, de sus culturas, de su gente. Les han quitado en estos 512 años, no sólo la vida, sino lo que es peor, la condición de seres humanos. En efecto, la colonización que se vive en América desde 1492 se fundamenta en destruir la cultura milenaria de los pueblos originarios y negarles su derecho a ser y a existir.


América lleva 512 años de vivir un sistema colonial. Los invasores, ayer gachupines y hoy criollos, se han dividido las regiones, han creado sus países, sus gobiernos, sus instituciones y sus leyes. En estos 5 siglos, trescientos años fuimos colonia y en los últimos doscientos años vivimos “en sus países”. En ningún momento los pueblos originarios han vuelto a gobernar y a ser dueños de su destino. Los gobernantes han sido hijos de extranjeros o herederos ideológicos y culturales de los colonizadores.


Los grandes capitales “nacionales” son de gente criolla. Los criollos han hecho y desecho de los países de América latina durante los dos últimos siglos. Los descendientes sanguíneos y culturales de los conquistadores y colonizadores siguen vivitos y operando impunemente. México y América latina siguen siendo lugares de rapiña y despojo para los extranjeros que siguen llegando hasta nuestros días. La base histórica es que un día llegó un judío catalán, disfrazado de genovés, y dijo que esta tierra dejaba de ser de sus milenarios propietarios y pasaría a ser de los extranjeros. Esto se ha seguido repitiendo siglo tras siglo, año tras año. Bastéenos ver a nuestro alrededor para darnos cuenta de que así es. Las mejores construcciones, las mejores tierras, las mejores empresas, los mejores comercios, en su mayoría están en manos de extranjeros, hijos de extranjeros, criollos avecindados por siglos en esta tierra de rapiña y de injusticia.


Los “naturales”, los indígenas, los mestizos son sólo carne de cañón, empleados, obreros, hijos del salario mínimo, del desempleo, de la marginación y la injusticia. Por favor, amable lector, vea la televisión mexicana de manera crítica y observe que no aparecen los morenitos. La cultura originaria ha sido perseguida, menospreciada y destruida. Los criollos explotadores, los descendientes culturales de la invasión, han logrado que la gente piense que progresar, modernizarse, triunfar socialmente es alejarse de la Cultura Madre, negarla y despreciarla. Los han hecho que se avergüencen de su fenotipo y de su cultura. Su mayor éxito es haber creado una inmensa masa de mestizos desculturizados. Despreciadores de su Cultura Madre y rechazados por la cultura dominante criolla. Indefensos, agresivos, inseguros, violentos, resentidos. Millones de mexicanos perdidos en el laberinto de la soledad, embrutecidos y enajenados por la televisión y los medios. Luchando por llegar a ser un opresor y no un libertador de su propio pueblo.


El país de los criollos sé esta cayendo a pedazos. Su “democracia”, su economía y su cultura están en la más severa crisis de su cinco centenaria historia. Su modelo esta agotado y ha sido suicida. Los resultados son obvios.Sin embargo, los pueblos originarios hoy están más vivos, presentes y pujantes que nunca, en este periodo neocolonial. Desde el fondo de la Historia, desde lo más oscuro de la sociedad, hoy emergen luminosos los movimientos indígenas y de revaloración de la Cultura Madre. Más allá de los insurgentes indígenas mayas de Chiapas, en los cinturones de miseria de las grandes ciudades de los criollos, en las pequeñas comunidades campesinas, la gente nos demuestra que la Cultura Madre esta viva, esperando el momento luminoso en que sus hijos cobren conciencia de su grandeza y obren en consecuencia. Más tarde que temprano la voz profunda y coordinada de los pueblos invadidos se escuchará en todo el continente. Para una civilización que lleva 8 mil años de vida, quinientos años son apenas una negra noche de su historia, pero nada más.


Hoy 12 de Octubre de 2004 tenemos que pensar en la justicia, en la igualdad y en la fraternidad, que hemos perdido temporalmente. Debe ser un momento de reflexión para entender tanta injusticia y explotación. Tanto sufrimiento por la avaricia y la deshumanización de los colonizadores que, un día como hoy, llegaron de lejanos lugares a traernos dolor, sufrimiento, enfermedad, hambre y corrupción. Debemos empezar por entender que hemos sufrido una atroz y deshumanizada invasión que se mantiene hasta nuestros días, y de la que casi todos formamos parte de este sistema opresor e inhumano. La colonización cultural que sufrimos es la que nos impide ver la dolorosa realidad y nos invita a ¡celebrar el “Día de la raza”! yendo al cajero más cercano a dar un “tarjetazo” para ir a un Mac Donal´s a festejar. (2004)cercano a dar un “tarjetazo” para ir a un Mac Donal´s a festejar. (2004)

sábado, 11 de octubre de 2008

LOS CRIOLLOS EXISTEN Y SON RACISTAS Y EXPLOTADORES.




La colonización nos hace creer que en México ha terminado un Sistema Colonial que duró tres siglos y que finalizó con la Guerra de Independencia. Se supone que México es ahora un país independiente, pleno de justicia e igualdad. Gracias a que un puñado de ilustres personajes históricos se había “roto las cadenas de la esclavitud” para crear un país de igualdad.



Muchos “ingenuos-ignorantes”, piensan que México es un país libre y que está constituido con un sistema democrático, en la que los ciudadanos, mediante su voto, pueden definir el destino económico, político y cultural de la nación mexicana. Nada más falso que esto. La ignorancia es la madre de todas las injusticias.



Los que tienen de verdad el poder (el poder real que es el DINERO) en México, no les conviene que la gente común, el pueblo, abra los ojos y conozca la verdad en la que viven cotidianamente. Porque la ignorancia y la pobreza de muchos, representa el poder y la riqueza de unos cuantos. Veamos a que nos referimos.



El Banco Mundial acaba de dar unas cifras escalofriantes y reveladoras. Una radiografía en números de los que pasa en México. ''La décima parte más rica de la población gana más de 40 por ciento de los ingresos totales, mientras la décima parte más pobre sólo obtiene 1.1 por ciento. Además, contribuyen a la pobreza la profunda desigualdad regional y étnica y las diferencias en cuanto al acceso a la salud, a la educación y a los servicios públicos de buena calidad''.



Según el diagnóstico del Banco Mundial, la pobreza en México ''sigue estando extendida''. Los datos oficiales para el año 2000 indican que alrededor de 53 por ciento de los 104 millones de habitantes están en esta situación, definida como que tienen un nivel de consumo por debajo de las necesidades mínimas de alimentos básicos y algunos otros bienes no alimentarios básicos. La Jornada 15-4-04.



Como ve usted, amable lector, es el Banco Mundial quien da a conocer estas cifras, no el EZLN o la Universidad Iberoamericana de los jesuitas, quien por cierto, afirma basándose en sus estudios que la pobreza en México alcanza al 72% de los mexicanos. De estas reveladoras cifras podemos deducir que en México el sistema colonial de explotación sigue presente. Que existe un 10 % de “mexicanos criollos” que tienen el 40% de la riqueza, es decir, descendientes biológicos y culturales de aquellos que vinieron de “afuera” a invadir, colonizar y explotar. Más otros que siguen llegando y que inmediatamente se integran a la estructura del sistema colonial. El Banco Mundial señala que los aspectos de injusticia social tienen que ver ¿casualmente? con el color de la piel. Pues resulta que en el otro extremo están un 10% de mexicanos que apenas poseen el 1.1 % de la riqueza de este país. Por supuesto que no se necesita ser miembro del Colegio de México para saber que ese grupo es el de los indígenas. Como ve usted, nada ha cambiado sustancialmente en estos 483 años de colonización.



En medio de estos dos polos, existe una masa amorfa, ignorante, desculturizada, hija “del canal de las barras y las estrellas y tv.azteca”. Gente que desprecia y desconoce a las culturas indígenas y la historia antigua del Anáhuac. Gente que se siente inferior por su piel morena o superior por su piel blanca. Gente que se tiñe el pelo de rubio y se “refina” inspirándose en modelos socioculturales que la tv les ofrece. Gente con pocos o muchos estudios académicos, que no saben quién es en verdad, de dónde vienen, ni a dónde va. Gente que busca en el consumo una razón para existir y en Estados Unidos un paraíso de ilusión. Gente con o sin instrucción académica, pero sin educación y cultura propia. Gente en busca de la “modernidad” y la “superación personal”, con la que pretenden llenar su desolación y vacío existencial. Gente que se cree libre y con el “poder” de su firma. Gente endeudada hasta las orejas y miserable espiritualmente, independiente de que tengan o no tenga dinero.



Esta masa amorfa e ignorante de todo y de sí misma, es la que enriquece a ese 10% de extranjeros avecindados en esta tierra desde 1521 y que cada día siguen llegando... pues al parecer, México tiene riquezas inagotables. A nivel nacional los nombres de las familias que tienen el dinero delatarán su origen criollo. Pero lo mismo pasa en los estados. En Oaxaca por ejemplo, son los descendientes de los extranjeros los que son los dueños del Centro Histórico, de las mejores tierras y los mejores ranchos. Los dueños de las pocas empresas y los grandes comercios. Descendientes de españoles, libaneses, ingleses, alemanes, judíos y un largo etcétera.
Los que son los peones, los empleados, los mil usos, los micro comerciantes, son los mestizos. Y los desposeídos entre los pobres, los desheredados, la gente de “abajo” son los indígenas. ¿Casualidad o mala suerte? O es que unos son flojos y los otros “muy trabajadores”. O es que existe un sistema feroz de explotación y de exclusión social, que es hipócritamente escondido por todos.



De manera que cuando nosotros escribimos CRIOLLOS en los artículos, no es una metáfora. No, por el contrario, es una dolorosa y vergonzante realidad. México es, no sólo un país clasista, sino fundamentalmente racista. Las clases altas por ignorancia o complicidad, hasta se molestan cuando uno trata estos temas “incómodos” para su mezquina conciencia. Aseguran que México es un país de libertad y que los que no tienen dinero, es porque no trabajan o no tienen preparación. Afirman con un asombroso cinismo que en México no existe racismo. Sin embargo, vea usted la televisión, las revistas, los anuncios y nunca verá a “los morenitos”. Vaya usted a una discoteca y vea la discriminación más rampante.



En general, quienes en México tienen el dinero y el poder son blancos, con apellidos “extraños” o compuestos. Los criollos usan todos sus recursos políticos, los medios masivos de comunicación, el sistema de educación, para que la gente este “dormida e inconsciente”, ajena a sí misma, ignorante de su realidad histórica, política y cultural. Mantienen embrutecida y enajenada a la masa de “indios-desindianizados” que llaman mestizos.



Los han enseñado a despreciar y desvalorar su origen y su Cultura Madre. Los han entrenado para que sean feroces colonizadores de su propia gente. Pero la realidad económica, de alimentación, de salud, de educación nos enseña que sigue vivo y pujante el modelo de colonización y explotación de extranjeros contra nativos, de blanquitos contra prietitos, de gente bonita contra los nacos. Y esto lo dice el mismo Banco Mundial. (2004)

miércoles, 8 de octubre de 2008

LOS CRIOLLOS ANTE LA HISTORIA


Los españoles llegaron al continente en 1492 en busca de una ruta comercial a la India, financiados fundamentalmente por los “mercaderes” a quienes les “urgía” seguir lucrando con el Oriente, ya que los turcos habían tomado Constantinopla e impedían el paso de las caravanas comerciales por el Cercano Oriente.


“Descubierta” América se inició la invasión, legalizada a través de una Bula Papal, donde los españoles y portugueses se dividieron el continente ahora llamado americano. El permiso que les otorgó el Vaticano consistía en ganar tierras y riquezas para la corona española y almas para la Santa Fe Católica.


Sin que los habitantes de estas tierras les hubieran hecho nada, los españoles, que en su mayoría eran gente pobre e ignorante de la España medieval, venían con una sed de sangre y codicia a “rescatar oro”, que no es más que robar y luego “pacificar”, es decir, exterminar a los pueblos agredidos. Desde luego que, otorgando el 20 % de lo robado a la corona española, quien llamó a este impuesto de rapiña, el “Quinto Real” o sea, una quinta parte de lo saqueado, era para los reinos de Castilla y Aragón, sin que estos “invirtieran” ni dinero, ni hombres, ni armas o naves, sólo por la “concesión” se llevaba una buena tajada de león. Es por ello que los mercaderes, la baja nobleza empobrecida y la chusma de la España medieval, cayó sin tregua y medida, como una diabólica plaga, sobre los pueblos y culturas milenarias del Anáhuac (mesoamérica) y el Tiwantainsuyo (la zona de los Andes).


Hernán Cortés llegó a México en 1519, venía prófugo de Cuba, pues el gobernador, que era el socio mayoritario de la expedición, se enteró que lo pensaba traicionar y lo mandó tomar preso, ya que de la concesión para “rescatar oro” que había conseguido en la corte española, obligaba a Cortés a darle un buen porcentaje de lo robado, toda vez que se la había subconcesionado al extremeño. Cortés partió una semana antes de lo previsto y la orden de detención llegó cuando él había levado anclas rumbo a Yucatán.


La conquista fue más que violenta, fue inhumana y genocida. La ambición del oro y el poder hicieron que los conquistadores perdieran toda medida y que escribieran páginas horribles y dolorosas de la historia humana. La injusticia y la barbarie produjeron matanzas como la del Templo Mayor, Cholula y muchas más que la “historia oficial”, nunca ha querido registrar, comenzando por los escritos de los conquistadores. Asesinatos injustos como los de Cuauhtémoc o Tupac Amaru, violación sistemática de las mujeres, comenzando con las esposas e hijas de la nobleza indígena, que cayeron en manos perversas de asesinos y delincuentes, o el asesinato de sus sacerdotes y maestros, además de la destrucción y saqueo de sus templos y edificios.
A sangre y fuego los conquistadores se apoderaron de tierras y de pueblos que no eran de ellos y nada les habían hecho, pero en menos de 30 años lograron establecer el Virreinato de la Nueva España.


Entonces fue que empezaron a llegar los colonizadores españoles. Gente pobre y sin posibilidades que huyendo de la miseria se venían a “hacer la América”, con el sueño de regresar ricos a sus tierras natales, la Nueva España jamás fue, para los colonizadores un fin, fue sólo un medio, a diferencia de los pioneros ingleses que se vinieron con sus familias a hacer “por ellos mismos” su tierra de oportunidades, por supuesto que primero exterminando a los nativos.
Las leyes, las Autoridades y las Instituciones que implantó la corona española en América, no fueron las que regían en España y desde luego que contemplaban a los indígenas, primero como animales y después como vencidos de guerra, sin ningún derecho más que el de recibir la nueva religión. Las Leyes, Autoridades e Instituciones españolas en América no tenían el propósito de alentar el desarrollo y bienestar de los pueblos indígenas vencidos. Por el contrario, sólo regulaba las relaciones entre los españoles y la explotación de los indios y sus recursos naturales.


Durante tres siglos los españoles explotaron implacablemente a los pueblos indígenas y depredaron sus recursos naturales sin ninguna restricción. En los primeros 100 años de la colonia, los españoles exterminaron entre 20 y 25 millones de personas, a través de cuchillo, trabajos forzados y fundamentalmente, con enfermedades que los diezmaron, dejándolos escasamente en un millón. México no volvió a tener ese número de personas hasta la década de 1940.


Las minas, las encomiendas, los bosques, la grana cochinilla y las haciendas, produjeron gracias a la explotación de los indígenas, inmensas ganancias. Verdaderos emporios de riqueza se empezaron a dar en todo lo que hoy conforma el territorio nacional.


El Virreinato a pesar de estar mal administrado y existir mucha corrupción entre los propios españoles, logró aportar una formidable riqueza a España durante trescientos años. Esto se logró gracias a un férreo Sistema de Castas, donde los españoles nacidos en España (gachupines), tenían todo el control de la colonia, pues los españoles nacidos en América (criollos), eran considerados “de segunda clase” y no podían acceder a los altos puestos en el gobierno, el clero y el ejército, de esta manera se mantenía el poder colonial.


En este Sistema de Castas existían dos grandes divisiones: los gachupines y los criollos por una parte, pues a fin de cuentas eran hermanos, parientes y paisanos, lo único que los diferenciaba es que unos no habían nacido en España y por ello, no accedían a los altos cargos de la colonia. El otro gran grupo fue el integrado por los mestizos, negros e indígenas, donde los primeros eran los que trabajaban en puestos medios como mayordomos, capataces u hombres de confianza de los gachupines y los criollos, y por supuesto lo indígenas que no tenían absolutamente, ningún derecho. Eran la mano de obra esclava, los vencidos, los hijos del demonio, los despreciados.
Sin embargo, al interior de la sociedad “novo hispana” se empezó a gestar un gran resentimiento entre los criollos en contra de sus parientes ricos, los envidiados gachupines.


Los criollos siempre fueron ambiciosos y resentidos. Por una parte eran rechazados por los gachupines y ellos a su vez, rechazaban a los mestizos y a los indígenas. El ser rechazados por su “Cultura Madre Ibérica”, los mantenía en un permanente estado de frustración. Siempre gozaron de las riquezas de sus parientes nacidos en España, pero nunca pudieron generar la riqueza con el ímpetu de ellos. Eso, desde los primeros años de la colonia los hizo “impotentes” y frustrados. Siempre agachando la cabeza y maldiciendo por debajo a sus parientes ricos y poderosos. Pero al mismo tiempo, desquitando su frustración con los mestizos, negros e indígenas.


Sin embargo, a principios del siglo XIX, cuando España estaba invadida por las tropas de Napoleón Bonaparte y los reyes estaban presos en París; a los criollos se les ocurrió derrocar a los gachupines, quienes al estar preso el rey, resultaba que ellos en América no tenían a quien rendir cuentas. Esta traición venía siendo acariciada desde finales del siglo XVIII, la ambición y voracidad de los criollos eran tan grande como su misma frustración. Por otra parte, algunos gachupines oportunistas, veían que en la propia España soplaban vientos de cambios, en el que se presumía el fin de las monarquías y el inicio de las repúblicas.


La traición más grande de los criollos a sus parientes gachupines, fue usar a los indígenas en contra de ellos para lograr sus perversos fines. Cuando Miguel Hidalgo (criollo) les dice a los indígenas en Dolores, -¡es hora de matar gachupines!- desató la ira y el odio contenido a lo largo de trescientos años de injusticias. El levantar a los indígenas en contra de los gachupines fue un acto de traición a su sangre y a su cultura. El mismo Hidalgo preso en Chihuahua y juzgado por la Santa Inquisición, pidió perdón y se arrepintió de haber provocado la matanza de tantos españoles en el inicio de la Guerra de Independencia y es la razón por la cual, cuando venció a las tropas realistas en la Batalla del Monte de las Cruces, en las goteras de la Ciudad de México, no dio la orden de tomarla y retrocedió al Bajío.


La revuelta criolla tomó otro rumbo cuando los mestizos intervinieron en ella. Fue José María Morelos y Vicente Guerrero (ambos mestizos) los que transformaron una revuelta de criollos, en un verdadero movimiento independentista. Fundamentalmente Morelos dará las bases ideológicas con los “Sentimientos de la Nación” y el Primer Congreso del Anáhuac en Chilpancingo, decretando la derogación de la esclavitud y diseñando una nación libre totalmente de España; pues según los planes de los revoltosos criollos, según ellos, cuando los reyes de España volvieran a gobernar, ellos se reincorporarían a la corona española, habiendo previamente desplazado a los gachupines. Es por ello que Hidalgo en el “Grito de Dolores”, termina su arenga a los indígenas diciendo “Vivan los reyes de España”. La guerra de independencia de los criollos, no era en contra de la corona española, sino en contra de sus parientes los gachupines o españoles peninsulares.


La guerra de independencia concluyó con la traición de un criollo a los peninsulares. En efecto, después de diez años de guerra y de que Hidalgo, Morelos, Mina y demás precursores de este movimiento estaban muertos y derrotados por las fuerzas reales de la colonia española. Para acabar el último reducto de insurgentes que se refugiaban como guerrilla en las montañas de lo que hoy es el estado de Guerrero, los gachupines armaron un gran ejército para que fuera a las montañas del Sur, a aniquilar al último vestigio de la insurrección iniciada en 1810.


Sin embargo, su error no pudo ser más grande que el de poner al frente de ese poderosísimo ejército a un criollo. Fue Agustín de Iturbide, el criollo que traicionó a los gachupines y realizando la primera “concertacesión” con el “Abrazo de Acatempan”, donde Iturbide acuerda unir fuerzas para que “criollos y mestizos” tomaran la Ciudad de México, con el apoyo secreto de algunos gachupines republicanos. Con el mismo ejército que los gachupines habían financiado y decretaran la Independencia, previo acuerdo de que Iturbide se proclamaría posteriormente “emperador”.


La siguiente traición de los criollos a los gachupines, fue que entre 1821 y 1828 acordaron expulsar a los gachupines de México a través de Leyes como la del 10 de Mayo de 1827, donde el Artículo primero empieza así: “Ningún individuo que sea español por nacimiento podrá ejercer cargo ni empleo alguno de nombramiento de los poderes generales de cualquier ramo de la administración pública, civil y militar...”, o la Ley del 20 de Diciembre del mismo año, donde se instrumenta la definitiva expulsión de los gachupines de México.


Los torpes, ineptos y ambiciosos criollos, al expulsar a los españoles crearán la primera “fuga de capitales” y en segundo lugar, sacan del país que apenas nacía a los generadores de la riqueza. Esta es la verdadera historia de los criollos y este remedo de patria (sólo para ellos) que fundaron a principios del siglo XIX, donde la inmensa masa de indígenas no tenía cabida.
En efecto, para 1821 la cifra de españoles viviendo en México era de aproximadamente diez mil y la población total se calcula en seis millones de personas, la mitad era indígena, ciento cincuenta mil gachupines y los demás, criollos, mestizos y negros.


Los criollos jamás, en estos dos siglos de intento de nación, han podido generar la riqueza que sus parientes los gachupines lograron producir en la colonia. De esta manera comenzaron los “gobiernos de su patria” en la pobreza, pues ya no se producía y no se generaban impuestos y para colmo, se dividieron entre sí en dos bandos: conservadores y liberales, centralistas y federalistas, monárquicos y republicanos, masones escoceses masones yorkinos, panistas y priístas (y ahora panistas y priístas), lo que desató un estado de inestabilidad política con sus frecuentes cuartelazos durante los dos primeros tercios del siglo XIX, además, que por las guerras fratricidas, fueron invadidos por los franceses y los norteamericanos, perdiendo más de la mitad del territorio que habían heredado de sus parientes los gachupines en la colonia.


Paradójicamente, fueron un indígena y un mestizo, los que pudieron cristalizar el anhelado proyecto de nación criolla de 1810. Benito Juárez y Porfirio Díaz lograron consolidar la República (criolla) y entrar al siglo XX, con un proyecto “modernizador”.


La victoria de los criollos liberales fue consolidada por los norteamericanos, quienes alentaron y financiaron la revolución de 1910, para desplazar de su “traspatio” a los franceses, ingleses y alemanes. De acuerdo a la Doctrina Monroe, donde “América es sólo para los americanos”. Los criollos liberales en el primer cuarto del siglo XX, crearon una formidable maquinaria política-social-cultural a través del Partido Revolucionario Institucional, que logró institucionalizar su poder y redujo a casi nada a sus enemigos, los criollos conservadores que, desde el Partido de Acción Nacional, se mantuvieron latentes en lo político, ya que como había sucedido con Díaz a finales del siglo XIX, los criollos conservadores se dedicaron más a los negocios y los criollos liberales a la política.


Las políticas desarrollistas impuestas por los norteamericanos, después de la Segunda Guerra, alentaron el sueño de la industrialización y la modernidad de los dirigentes. Los criollos, tanto liberales como conservadores, tomados de la mano se embarcaron ciegamente en el proyecto propuesto por los capitales anglosajones de Norteamérica y compraron tecnología contaminante y caduca de industrias productoras de bienes de consumo y no bienes de capital. El dinero fue maléficamente prestado con intereses leoninos, lo que produjo a finales del siglo un endeudamiento descomunal, con su consiguiente pago de sumas exorbitantes de intereses.


A finales del siglo XX, los criollos liberales dejan a un país endeudado, con una altísima carga financiera por el pago de intereses, un sistema de administración pública ineficiente, obeso y sumamente corrupto, con una pérdida total de credibilidad y legalidad del sistema político, así como un país totalmente contaminado. Además de implantar de manera inadecuada la globalización, los criollos liberales, para “salvar su pellejo”, entregan, sin ningún remordimiento y de la manera más cobarde y cínica, al pueblo de México y la riqueza de la nación, al capital financiero supra nacional, para que aplique sus políticas neoliberales sin ninguna compasión a la nación mexicana.


Nuevamente los criollos traicionan a la patria y acuerdan con sus amos foráneos, dejarle el mando a los criollos conservadores que “limpios y puros”, desde la iniciativa privada, salvaran a la nación a partir de hacer eficiente a la administración pública, erradicar la corrupción, implementar políticas empresariales y el marketing, manejando al país como una gran empresa refresquera.


En estos doscientos años, los criollos jamás han tomado en cuenta a los indígenas y fundamentalmente, a la civilización originaria, que sigue viva, vigente y vibrante, en el proyecto de “su nación”.


Han logrado “desindianizar” a muchos indígenas a través de sus políticas indigenistas e integracionistas. Han logrado neutralizar a los mestizos, haciéndolos “indefensos extranjeros incultos en su propia tierra”, despreciando permanentemente sus raíces indígenas y exaltando la cultura de sus explotadores foráneos. Derrumbando su memoria ancestral de pueblos sabios y dejándolos indefensos en el auto desprecio y auto denigración. Es por ello que, criollos, mestizos e indios desindianizados, están condenados de por vida a ser sólo importadores, consumidores y repetidores de un mundo que jamás podrán construir con ORIGINALIDAD, pues para ellos, la modernidad viene siempre de afuera.


Estarán siempre condenados a ser de tercera, subdesarrollados, imitadores, sumisos seres despreciados por sus colonizadores y al mismo tiempo, feroces menospreciadores de lo propio, de su raíz, de su identidad, de su Madre Cultura Indígena. Extranjeros incultos en su propia tierra, eternos viajeros desolados, perdidos en “el laberinto de la soledad”.
Este destino también lo comparten los criollos, que despreciando la cultura originaria que los alimentó y formó, permanentemente la desprecian frente a la cultura Occidental, sin embargo, cuando ellos viajan a España o su tierra de origen, sus parientes y paisanos los señalan como “indianos”, pues sin darse cuenta, han absorbido mucho de la cultura que ellos desprecian y ya no pertenecen totalmente a la originaria, (ni de aquí ni de allá).


Los criollos ¿mexicanos? prefieren entregar a “su patria” a los norteamericanos o al capital financiero supra nacional, que reconocer el derecho ancestral que les han negado a los pueblos originarios desde hace 480 años. Es por ello que se unen los criollos conservadores (PAN), con los criollos liberales (PRI), en las cámaras del Poder Legislativo para impedir el reconocimiento legal de la existencia de los pueblos indígenas y sus consiguientes derechos. Este país ha sido una creación criolla, donde los indígenas y mestizos, han sido pura “carne de cañón y sangre esclava”. Los criollos tienen el poder económico, el poder político, y son los científicos, artistas e intelectuales nacionales, bástenos leer sus nombres y conocer sus blasones.


El criollismo no es un fenómeno sanguíneo o racial, sino ideológico y cultural. Existen muchas personas que actúan con esa mentalidad y son mestizos o indígenas mismos. Estos personajes les llaman “los cocos mexicanos”, es decir: -cafés por fuera y blancos por dentro.


Los mexicanos todos, sentimos que es momento de un gran cambio. Que no podemos seguir como hasta ahora los criollos han gobernado esta nación. La sociedad mexicana esta despertando, quizás de un sueño, que muchas veces se convirtió en pesadilla. Los Pueblos Indígenas de México dicen un ¡YA BASTA! Que esta sacudiendo todas nuestras anquilosadas estructuras.


Tenemos que poner nuevos cimientos, nuevas bases y principios para crear una sociedad que responda a nuestra milenaria Cultura Madre y esté en armonía con la parte de la Cultura Occidental de la que nos hemos apropiado en estos cinco siglos, y de la cual, orgullosamente también formamos parte.


En el futuro próximo de nuestra nación, los pueblos indígenas y sus culturas afloraran con una inmensa fuerza telúrica, que derrumbará muchas construcciones coloniales que habitan en la mente, la cultura y el corazón de nuestra sociedad criolla neocolonial.


“El futuro de México es su pasado”, y los indígenas tomarán el sitio que les corresponde en la historia, y los mestizos, retomaremos la parte perdida, la parte olvidada de nuestra raíz, esencia de lo que hoy somos. México indefectiblemente es y será un país mestizo. La diferencia es que muy pronto los indígenas ocuparan los espacios que les corresponde y los mestizos nos despojaremos del colonialismo mental, espiritual y cultural que padecemos.
En muy pocos años veremos lo increíble.

lunes, 6 de octubre de 2008

LOS CRIOLLOS CELEBRAN “SU INDEPENDENCIA"


El pueblo sigue sufriendo pobreza, dependencia y esclavitud.

La demagogia oficial de los gobiernos criollos, sean del PRI, PAN o PRD tratan de engañar al pueblo haciéndole creer que existió en 1810-1821 “una Independencia” y que tenemos casi dos siglos de vivir en libertad y con soberanía. Totalmente falso y perverso. El pueblo de México sigue igual o peor de cómo vivía a principios del siglo XIX. Todo ha cambiado para seguir igual. Los criollos y los extranjeros que siguen llegando a nuestro país, mantienen el Sistema Colonial de Explotación al 100%. El pueblo de México sigue siendo un pueblo esclavo y sus recursos siguen siendo explotados, al punto de la depredación total, por los hijos de los extranjeros que solo ven en nuestro país un lugar para hacer riqueza y sienten infinito desprecio por su gente y su cultura.

Los hechos lo comprueban. Cada año “nos dan atole con el dedo” y nos hacen creer que somos libres y soberanos y que la lucha de 1810 ha dado frutos a los hijos de los hijos, que sirvieron de carne de cañón para que los extranjeros avecindados en estas tierras se hicieran aun más ricos. Investigue quiénes son las familias más ricas de México y se dará cuenta que NO son descendientes de zapotecas, nahuas o chichimecas.
Lo mismo en Oaxaca o cualquier parte del país, los que tienen el poder económico y político son criollos, hijos de extranjeros avecindados que llegaron con una mano atrás y otra adelante y que ahora son inmensamente ricos por la explotación de nuestra gente y de nuestros recursos naturales.

Pero si busca los nombres de los investigadores o los artistas “más importantes”, las listas de los investigadores y artistas eméritos, también se encontrará con apellidos muy difícil de pronunciar. Igual los “casa tenientes”, que los dueños de los comercios, las empresas, los ranchos, las minas, las carreteras, las líneas de autobuses, vamos!… los dueños de toda la riqueza.

Es curioso, en 1810 los criollos iniciaron el movimiento insurgente en contra de los gachupines para quitarles el poder y hacerse cargo del Sistema Colonial. Usaron a los indígenas y los campesinos para defender sus posiciones y quitar a los españoles nacidos en España del poder político, religioso, económico y militar. La “lucha de Independencia” inicia con una traición de los criollos y termina con otra traición de un criollo. En efecto, Hidalgo (criollo) confabula con un puñado de criollos en contra de sus parientes los gachupines. Ellos pretendían quitar a los gachupines del poder, pues en el Sistema de Castas de la Colonia, los españoles nacidos en España podían ocupar los cargos más importantes y los españoles nacidos en México no podían acceder al poder y eran considerados como “españoles de segunda”.

Como en ese momento los reyes de España los tenía prisioneros en Francia Napoleón I, técnicamente el Virreinato de la Nueva España le partencia a los franceses. Los franceses no podían acceder a las riquezas de las colonias iberoamericanas, porque los ingleses al mando del almirante Horacio Nelson los había derrotado en la famosa Batalla de Trafalgar, por lo tanto el dominio del Atlántico era de Inglaterra.
De esta manera los gachupines estaban como dueños del virreinato, pues los reyes estaban prisioneros y España invadida por Francia. Al interior de la invadida España, existían dos corrientes que tomaban fuerza y se contraponían. Una que quería mantener la monarquía y otros, que pretendía crear una república. Esta es la cuartada que usan los criollos para “independizarse” de España (temporalmente) y quitarse el dominio de los gachupines (definitivamente). Esto se comprueba por que en el mismo “Grito de Dolores” el cura Hidalgo termina echándole vítores a los Reyes de España.

El plan de los criollos era quitarse a los gachupines fingiendo una independencia temporal de España, que estaba en manos francesas y cuando los reyes de España volvieran a gobernar, ellos regresarían a formar parte del Imperio español, pero con el poder en sus manos.

La guerra termina 11 años después con otra traición. Los gachupines ponen al frente de un poderoso ejército a un criollo llamado Agustín de Iturbide para acabar la débil llama insurgente que había mantenido los mestizos al final con Guerrero. Con el llamado “Abrazo de Acatempan” Iturbide traiciona a los gachupines y con el mismo ejército toma la ciudad de México y “culmina la lucha armada” con la primera “concertacesión política”.

El pueblo de México, los indígenas, campesinos y mestizos han sido engañados estos dos siglos y cada año, los criollos festejan “su independencia de los gachuines” y nos hacen creer que también es nuestra independencia. Lo cierto es que cada día los niveles de vida de “los morenitos” en este país van en picada. Cada día, por la torpeza, la incapacidad y las traiciones de los criollos en el poder, este país y su milenaria cultura se esta deteriorando peligrosamente.

Una cosa ha caracterizado a los criollos en los dos siglos que han estado en el poder: Su incapacidad, su torpeza y su traición al pueblo que les ha dado todo cuanto tienen. Durante los tres siglos que gobernaron y administraron los gachupines, lo que hoy es México, le produjo mucha riqueza a la corona española. Los criollos nunca han podido igualar la capacidad de sus parientes. En estos dos siglos perdieron más de la mitad del territorio que recibieron de los gachupines, cada día han hipotecado el país y por eso fuimos invadidos por los franceses. Con su torpeza e incapacidad perdimos la autosuficiencia alimentaria, tecnológica, financiera y comercial.Los criollos han traicionado a la patria y al pueblo una y otra vez, pues solo les interesan sus ganancias personales. Son capaces de ir a pedir una intervención armada a Europa para asociarse al poder.

Hacer los tratados más desventajosos con Estados Unidos para mantener el poder, regalar las empresas paraestatales, firmar convenios criminales para legalizar que les disparen a los paisanos que cruzan al país vecino, firmar convenios leoninos para destruir la industria y el comercio mexicano y abrirle las puertas al capital extranjero. Los criollos han traicionado una y otra vez a la patria y al pueblo y el 15 de septiembre de todos los años se festejan “su independencia” con nuestro dinero.


Qué podemos celebrar cuando: Fox quiere privatizar PEMEX y los vecinos del Norte se niegan a venderle a los chinos una de sus empresas petroleras para mantener su soberanía. Cuando todos los bancos, menos uno en México, están en manos de extranjeros. Cuando en el primer semestre de este año hemos pagado tan solo de INTERESES de la deuda pública más de 92 mil millones de pesos. El sistema de pensiones excluye al 75% de los ancianos del país. Cada año emigran más de 400 mil mexicanos a E.U. La ONU afirma que México fracasó en la búsqueda del desarrollo. El 39% de los productos básicos se importan. El 95 % de los alimentos industrializados son de trasnacionales. El 90% de las medicinas son de laboratorios trasnacionales. La cadena Wal-Mart ya es la principal comercializadora de alimentos en el país. De cada 100 niños que ingresan a primaria, dos terminan la universidad, y uno esta desempleado. Retrocede el país en todos los índices internacionales de competitividad. La contaminación de aguas y tierras del país representa una catástrofe nacional.

Qué podemos celebrar cuando al revisar la lista de los “personajes de esta nación” casi todos tienen apellidos criollos: Vicente Fox, Carlos Salinas de Gortari, Santiago Creel, Manuel Bartlett, Federico Döring Casar, Jorge Kahwagi Macari, Julio Boltvinik Kalinka, Claudia Ruiz Massieu Salinas, Diva Hadamira Gastélum, Emilio Chuayffet Chemor, Eugenio Garza Herrera (Axa), Rómulo O'Farrill hijo, Bernardo Quintana (ICA), Jerónimo Arango, Carlos Slim Helú (Carso Global Telecomm), Juan Gallardo Thurlow (Grupo Embotelladoras Unidas, Geumex), Lorenzo Zambrano (Cemex), Federico Terrazas (Cementos de Chihuahua), Jorge Martínez Güitrón (Sidek), Gastón Azcárraga Andrade (Grupo Posadas), José Mendoza Fernández (Bufete Industrial), Fernando Ponce García (Administración Peninsular Corporativa), Antonio Madero Bracho (Sanluis Corporación), Claudio Xavier González Laporte (Kimberly Clark); Pablo Escandón Cusi, Luis Berrondo Avalos (Mabe), Emilio Azcárraga Jean (Televisa), Ignacio Aranguren Castiello (Arancia Grupo Industrial), Alberto Bailleres (Industrias Peñoles), Abelardo Garciarce (Consorcio Aga), Dionisio Garza Medina (Alfa), Carlos González Zabalegui (Comercial Mexicana), Germán Larrea Mota-Velasco (Grupo México), Ricardo Martín Bringas (Organización Soriana), Enrique Robinson Bours Almada (Industrias Bachoco), Fernando Senderos Mestre (Sociedad de Fomento Industrial-Desc), Roberto Servitje Sendra (Bimbo), José Serrano Segovia (Transportación Marítima Mexicana), Adrián Sada González (Vitro), José Mendoza Fernández (Bufete Industrial), Eugenio Clariond Reyes Retana (IMSA), Tomás González Sada (Cydsa), Enrique Krause, Carlos Monsiváis, Elena Poniatowska, Luis Nishizawa, Arturo Ripstein, Margo Glantz, Vladimir Boltianski, Thalia Hermony Baillet, Alfred Fritz Karl Zehe, Jan de Vos Gerven, Enrique Hong Chong, Hiriart Urdavinia, Enzi Verduchi, Jorge Volpi, Marina Stavenhagen, Vicente Herrasti, Philippe Amand, Luis de Tavira, por citar algunos cuantos.


Después de lo anterior, amable lector, ¿usted se cree el cuento del “Festejo de la Independencia de México”?

miércoles, 1 de octubre de 2008

EL SISTEMA COLONIAL SOBREVIVE AGAZAPADO HIPÓCRITAMENTE EN MÉXICO


En el siglo XVI el fraile Bartolomé de las Casas le propuso al rey de España que hiciera súbditos de la corona a los indígenas en vez de mantenerlos como vencidos y esclavos. De esa manera la Nueva España sería más rica y poderosa. Que los indígenas pagarían impuestos y que serían vasallos ricos y productivos. La historia nos dice que este buen hombre fracasó en su intento de humanizar México y potencializarlo, que los gachupines y los criollos siguen explotando al pueblo invadido y vencido.

En pleno siglo XXI las cosas siguen igual. Hoy como ayer, un puñado de extranjeros avecindados por generaciones se han dedicado a explotar de la forma más injusta a los pueblos indígenas y a la masa informe y silenciosa de los descastados mestizos o como los llamó Bonfil Batalla, “indios desindanizados”. La aprobación de una Ley Indígena, que ha sido rechazada por los expertos, los propios indígenas y por las voces más preclaras de la nación, que condena a la miseria y a la explotación a los más pobres entre los pobres. Que no pone fin a los abusos, la marginación y impunidad. Que no pone fin jurídicamente al régimen colonial. Es la demostración palpable de que los criollos que dirigen este país, no han aprendido nada en estos 481 años.

El problema más grande de México no es el económico o el político. El problema más grande es el CULTURAL. Los problemas políticos y económicos, son una manifestación del problema cultural, que se ha mantenido agazapado durante casi cinco siglos. En efecto, amable lector, la injusticia y la desigualdad encuentran su génesis en nuestro país, precisamente en su conformación. Cuando la mayoría son “vencidos” y una minoría es la “vencedora”. Cuando los invasores mantienen “una cultura dominante” y desvalorizan la cultura vencida, se crea un sistema injusto. El problema fundamental es que LOS MEXICANOS –TODOS-, NO NOS RECONOCEMOS CULTURALMENTE INDÍGENAS.

Desde las mujeres morenas que se pintan el cabello de amarillo, tratando de negar escandalosamente su identidad y su raíz; hasta los propios criollos, que tienen generaciones y generaciones de vivir en estas tierras y vivir de esta cultura, pero que siguen hondeando su “bandera de extranjero avecindado”. Estos criollos viven una doble desgracia, pues son apátridas. No se sienten internamente mexicanos y en sus países de origen, no los sienten nacionales. Su dolor y esquizofrenia existencial, es muy parecida a la de los mestizos desculturizados. Desprecian a los indígenas y son despreciados por los criollos. Los criollos desprecian a “los mexicanos” y no son tomados como propios en sus países de origen.

La pregunta para todos los mestizos es: ¿sí no se sienten indígenas, qué se creen que son? ... ¿españoles? ¿ingleses? ¿franceses? ¿En donde esta su raíz, su origen, su identidad? En dónde esta su fuerza, su potencial, su esencia.Una vez me dijo un francés que le gustaba venir mucho a Oaxaca, “que el surrealismo de los mexicanos, es no sentirse indígenas a pesar de que todos son muy indígenas”, venir a observarlos a ustedes, es como ir a la India y ver que todos los indios se creyeran ¡ingleses! No cabe duda que en ocasiones se ve mejor de afuera, que desde adentro. En este país de gachupines y de criollos, muy poco espacio han tenido los mestizos y ninguno los indígenas. Pero todos: gachupines, criollos y mestizos, vivimos profundamente dentro de la cultura indígena. Somos indígenas en lo filosófico, en lo ontológico, en la cultural y fundamentalmente, en lo espiritual. Lo que nos sucede, es que nunca la “cultura dominante” nos ha enseñado en estos cinco siglos, a CONOCER, VALORAR Y SENTIR, la fuerza, el vigor, la belleza y la espiritualidad de la raíz indígena.

Se nos he hecho pensar que todo lo malo que tenemos viene de los indígenas y en consecuencia, todo lo bueno es europeo. Estamos ciegos a nosotros mismos, despreciamos a nuestra Madre Cultura, y al mismo tiempo, hemos sido despreciados y desvalorizados por la cultura Europea y ahora por la norteamericana.

El problema de los mexicanos es que no nos reconocemos indígenas, que no valoramos lo que en nosotros existe de la cultura indígena. Grande será nuestra sorpresa cuando algún día descubramos que somos indígenas, que siempre hemos sido indígenas. Cuando esto suceda, seremos “dueños de nuestra totalidad”, pues negar lo indígena como lo español, es quedar sin una parte de nosotros mismos.

Por que somos hoy en día un pueblo MESTIZO CULTURALMENTE, no sólo de la cultura española, sino del mundo entero a través de la globalización! Pero sólo podremos acceder positivamente a esta globalización cultural, cuando tengamos muy firme y bien cimentada, nuestra esencia, nuestra raíz, nuestra Cultura Madre.

Al no reconocernos indígenas los mexicanos, mantenemos un sistema de castas vivo... pero escondido en la hipocresía social. Somos más racistas que los vecinos del Norte, pues ellos les dan más oportunidades a los negros y a nuestros indígenas. A pesar de su estatus de ilegales, los indígenas mexicanos en E.U. tienen mayores oportunidades y se les respeta más que en su propio país. Es por ello que están emigrando.

México desde la época colonial sorprendió a sus visitantes por el nivel de desigualdad social que mantenemos. Después de Haití, México ocupa el segundo lugar en América en materia de la desigualdad social. Tenemos 72 millones de pobres (UIA); de ellos, 18 millones en extrema pobreza, contamos con 13 de los cien millonarios más ricos del mundo y con el millonario más rico de América latina, el segundo del mundo. Un puñado de familias criollas, poseen la mayor parte de la riqueza de la nación. Qué más claro ejemplo de lo que estamos argumentando. La injusticia social deviene del sistema de castas. Sí todos los mexicanos nos sintiéramos iguales y como iguales, nos preocupara la pobreza y el sufrimiento de nuestros hermanos, no existiría históricamente la injusta repartición de la riqueza y existirían más oportunidades para todos.

Somos una sociedad esquizoide, bástenos ver la televisión comercial, donde sólo aparecen gente blanca y güerita. Bástenos ver nuestros “modelos culturales y nuestros valores estéticos”, que nada tienen que ver con la cultura y el fenotipo de la mayoría de los mexicanos, y sí, con la aspiración existencial de los criollos que siempre han tenido sus ojos fuera de México.

Mientras no nos identifiquemos como indígenas, mientras no conozcamos, concienticemos y valoremos, lo que en nosotros y en nuestra vida cotidiana, íntima y familiar, existe de indígenas; en México subsistirá por una parte, la injusticia, la explotación y la desigualdad. Y por la otra, nunca encontraremos el verdadero potencial de nuestra nación.Hemos vivido en estos últimos 481 años recibiendo y utilizando nuestro milenario legado cultural. Nos ha dado sustento, fuerza y capacidad nuestra raíz indígena. Pero siempre lo hemos negado e ignorado, es más, nos han enseñado absurdamente a sentir vergüenza de ella. Nos la hemos pasando exaltando lo ajeno y despreciando lo propio. Eso, sólo ha servido para que los de afuera nos desprecien, exploten y nos sojuzguen aun más.

El sistema colonial sobrevive agazapado hipócritamente en México. Seguimos manteniendo el sistema de castas y seguimos explotando a la civilización y al pueblo vencido (nosotros mismos). Educamos a nuestros hijos como, “indefensos extranjeros incultos en su propia tierra” y como feroces conquistadores y abusivos colonizadores-encomenderos de su propio pueblo.

Sigue siendo una minoría de extranjeros avecinados en estas tierras, los amos del pueblo y dueños de su riqueza. La cultura colonial en 482 ha despreciado y desvalorizado a la cultura vencida, pero ferozmente se ha aprovechado de sus recursos intelectuales, sociales y materiales. Un claro ejemplo de lo que en esta entrega afirmamos, es lo que esta sucediendo con la canonización del indígena Juan Diego. Una alta jerarquía de la iglesia católica, que administró y usufructuó el “milagro del Tepeyac” a lo largo de más de tres décadas, ahora se opone a la canonización de un indígena, que según él, ¡por que jamás existió! Para finalizar esta reflexión paciente lector, me podría usted creer que el opositor es un criollo. Cómo es posible que durante 33 años el señor Schulenburg haya usufructuado de la pasión y devoción de los vencidos y ahora se oponga ferozmente a que se canonice al indígena Juan Diego. Esto es verdaderamente México. (2003)