viernes, 26 de septiembre de 2008

LA EXPLOTACIÓN A PARTIR DEL EMBRUTECIMIENTO Y LA ENAJENACIÓN


En uno de los cruceros más lentos de la ciudad, esperaba la luz verde cuando vi a una familia entera que “trabajaba” en la calle. No eran indígenas ni campesinos, eran lumpen citadino. Unos limpiaban parabrisas, otros vendían chicles y el más pequeño simplemente pedía “un peso”, con su manita que apenas alcanzaba la ventanilla del indiferente automovilista.

Un adolescente estaba descansando en el quicio de una puerta y llegó la madre de los vendedores y le dio un coscorrón jalándole el cabello a manera de comunicación. El joven saltó para quedar fuera del alcance de su madre y se fue sobre el pequeño que regresaba y le hizo lo mismo, a lo cual la madre respondió con mayor violencia sobre el joven, en eso estaban cuando se acercó el marido y con fuerza, le jaló el cabello a la mujer.

Todo fue vertiginoso y fugaz, la forma de comunicación de esa familia era la violencia. Mientras los autos iniciaban lentamente su avance con la luz verde, toda familia se acercó a tomar sus inmensos refrescos y su alimento. La coca cola y las bolsitas de los alimentos chatarra relucían en el sol de medio día.

La imagen se me quedó grabada en el corazón. No cabe duda de que vivimos un sistema violento de explotación a partir de embrutecer y enajenar al pueblo. Desde las clases más altas, hasta la gente que vive en la calle, todos estamos sujetos a una forma de vida que nos aniquila espiritual y moralmente. La violencia es el medio que rige a nuestra sociedad. Desde la violencia subliminal de los comerciales que invitan al consumo suntuario y chatarra, como única expresión válida de vida, hasta la violencia de no tener trabajo y seguridad en el respeto de nuestros derechos humanos, pasando por la violencia institucionalizada de los que tienen casi todo, sobre los que no tienen nada.

El capital financiero supranacional a través de sus empresas trasnacionales, literalmente “drenan” a los pueblos del mundo, pero especialmente a los colonizados o llamados del tercer mundo. Nos exprimen y nos sacan hasta el último centavo. Esa familia era la mejor expresión de esta desgracia mundial. Una familia sin futuro, sin trabajo, sin educación. Vendiendo en la calle los chicles, limpiando parabrisas y pidiendo limosna, todo para ¡comprarle los productos a las trasnacionales!

En efecto, amable lector, observe usted que las personas, entre más embrutecidas y enajenas estén, en cuanto menos educación tengan y estén fuera de su Cultura Madre, están más indefensas a merced de la explotación. Y no quiero decir necesariamente gente pobre, por el contrario, la ignorancia y la enajenación también se ve en las familias con poder económico. La diferencia es que unos comen comida chatarra en la calle y los otros en Plaza del Valle (centro comercial muuderrno), aquí la ignorancia y la incultura es el medio para quitarles el dinero a todos, ricos y pobres.

Observe usted, cómo esta tapizado todo el país de basura de alimentos y productos chatarra producido por empresas trasnacionales; las calles, las carreteras, los campos, todo esta lleno de envases, envolturas, empaques de productos chatarra. Pañales desechables, envases de todo tipo, bolsitas, bolsotas, de plástico, de celofán, de cartón. Vea la basura que le rodea y comprenderá qué somos y quién nos explota.

Vivimos una sociedad caníbal, donde el colonizador más grande y fuerte, devora al colonizador más pequeño y débil, porque ese es el problema, vivimos una sociedad colonizada, donde todos somos colonizadores de todos, donde lo que se les enseña a los jóvenes, no es a liberar y descolonizar a su pueblo y así mismos. Por el contrario, se les enseña que ellos deben ocupar un puesto de colonizador explotador. Aprendemos en esta sociedad colonizada a despreciar a “los de abajo” y a echarnos a los pies de los de arriba, con la esperanza de “trepar” en la pirámide colonial y que nuestros hijos tengan más dinero para poder pisar más y ser menos pisados. El sistema es violento y explotador, por fuerza nosotros tenemos que ser violentos y explotadores.

¿No ha observado el amable lector, que de un tiempo para acá, han aparecido en la ciudad de Oaxaca decenas de jóvenes indígenas vendiendo mercancía chatarra en unas cajitas que les cuelgan en el vientre? Se ha dado cuenta que esos muchachos no son oaxaqueños, sino indígenas chiapanecos que un vival los trae y los explota. Están en las calles, en las oficinas públicas, en las plazas y jardines y donde existe gente. Imagínese usted, tener una tienda móvil en toda la ciudad, sin pagar renta, sin pagar luz y agua, sin pagar impuestos, sin pagar sueldos y seguro social. Le aseguro que ese bribón explotador debe ser una persona “con peso” y con pesos, usted cree que a ese señor le conviene que se ponga en vigencia la Ley Indígena de la COCOPA o aquél italiano que llegó a Oaxaca con una mano a tras y la otra adelante y en unos años se hizo rico talando y depredando los bosques de los indígenas oaxaqueños, o los españoles y libaneses que llegaron a Oaxaca y que en dos generaciones se han apoderado de todo y los oaxaqueños sólo les queda trabajar de meseros, camareros, cocineros, empleados de mostrador, cargadores y un largo y doloroso etcétera.

Vea usted los mejores comercios, las mejores tierras, los mejores negocios en manos de quienes están. Es por eso que la enajenación y el embrutecimiento del pueblo permite amasar fortunas y desde Bill Gates hasta el bribón que explota a los indígenas chiapanecos en la ciudad de Oaxaca, todos ganan explotando al de más abajo. Así como el señor le pega a la señora y ella al hijo y este al hermano más pequeño, la sociedad ejerce la violencia de arriba para abajo. En cinco días el Estado Mexicano pone en la cárcel a unos subversivos que estallaron petardos en tres bancos, pero al mismo tiempo, Cabal Peniche, Espinoza Villareal y todos los defraudadores de la Banca mexicana no se les pude meter a la cárcel a pesar de que le han causado un inmenso quebranto al patrimonio de todos los mexicanos.

Mientras el pueblo este embrutecido y enajenado, se podrán seguir haciendo negocios grandes y pequeños, buenos y excelentes, arriba y abajo. Esta tierra seguirá siendo “tierra de oportunidades”. (2002)

lunes, 22 de septiembre de 2008

MÉXICO Y SU SOCIEDAD TIENEN UNA ESTRUCTURA COLONIAL


Desde la fundación de este país en 1821 hemos estado viviendo en un sistema colonial dirigido por la “ideología criolla” al servicio de intereses económicos externos. El colonialismo cultural e intelectual nos impide “ver” nuestra realidad y ha logrado que los mexicanos en vez de intentar acabar con la colonización, creamos que el éxito social es, convertirse en un colonizador de nosotros mismos.

México no se liberó en 1821, los criollos sólo cambiaron la fachada del sistema colonial de explotación de los peninsulares que favorecía a España. Expulsaron a los gachupines en 1825 y se situaron en el vértice superior del sistema colonial de explotación. Se “inventaron su país” al que llamaron “México”, en honor de los mexicas que habían vencido sus antepasados, desconociendo el nombre milenario de esta tierra... el Anáhuac.

Los conquistadores-colonizadores a partir de 1521, destruyeron, desmantelaron y negaron sistemáticamente todas las instituciones, autoridades y leyes producto de miles de años de desarrollo humano y sabiduría social de los invadidos. En su lugar impusieron a sangre y fuego, nuevas leyes autoridades e instituciones, pero no las que se usaban en España en ese momento, sino otras diferentes de carácter colonial, que tenían como objetivo regular la explotación de los indígenas y la depredación de sus recursos naturales entre los españoles y el envío de las riquezas obtenidas a España. En ese nuevo sistema los vencidos no tuvieron ni cabida ni derechos.

Después de 3 siglos de injusta explotación y depredación, los criollos se revelaron en contra de los gachupines y levantaron a los indígenas en contra de los españoles. Después de 11 años de lucha y gracias a una traición, el criollo Agustín de Iturbide toma la ciudad de México con el mismo ejército que los gachupines le habían dado para acabar con el mestizo de Vicente Guerrero.

En 1821 los criollos independizan al Virreinato de la Nueva España de la Corona Española y “crean su propio país”. No cambian nada de la estructura colonial de explotación y sólo modifican la fachada, “modernizándola” con un tinte de “democracia occidental”, en la que los indígenas, campesinos y mestizos muy poco tenían que ver en los destinos de “su nación”, salvo como carne de cañón para sus interminables luchas fratricidas, pues se dividieron en dos bandos, unos a favor de Europa [masones escoceses-centralistas-monárquicos-conservadores-panistas] y los otros a favor de Estados Unidos [masones yorkinos-federalistas-republicanos-liberales-priístas]. Nada ha cambiado en los últimos siglos.

El sistema colonial se “modernizo” en tanto cambió la fachada y en vez de ser “indios-encomendados”, pasaron a ser “peones-acasillados”. De mandarse las riquezas a la Corona Española ahora se mandaba a “los mercaderes” que vivían en Francia, Inglaterra, Alemania y España, y las migajas que antes eran para los gachupines, ahora son de los criollos.

La Revolución de 1910, fue una segunda remodelación del sistema neocolonial alentada por Estados Unidos sobre la base de su Doctrina Monroe y lo único que cambió en realidad fue el destino de las riquezas, que ya no se fueron a Europa sino hacia el Norte.

De cara al inicio del tercer milenio, los pueblos del Anáhuac siguen viviendo en un sistema colonial de explotación. El pueblo ha perdido su memoria histórica y vive una pesadilla “cinco centenaria” extraviado en el “laberinto de su desolación”, teniendo una doble actitud consigo mismo, de conquistador-conquistado, de colonizador-colonizado. Sin autoridades, instituciones y leyes propias, en medio de la más cínica corrupción de un sistema que desde sus orígenes en 1521, es totalmente ilegal e inmoral.

Los verdaderos amos de nuestro pueblo son “los mercaderes”[el capital financiero supra nacional]. Nos han dado atole con el dedo con los criollos y su corrupto sistema político y partidista. El pueblo del Anáhuac no ha avanzado nada desde 1521, por el contrario, ahora estamos en una situación más difícil, pues los enemigos están entre nosotros mismos, el colonialismo cultural e intelectual nos ha educado en la corrupción, la injusticia, la explotación, la depredación de nosotros mismos y en el desprecio de lo propio y la exaltación de lo ajeno. A veces somos más atascados, despiadados y corruptos que los mismos criollos.

Cómo iniciar el tercer milenio con más de la mitad de los mexicanos en la pobreza [según las cifras oficiales], aunque las investigaciones de la UNAM señalan que el 72% de todos los mexicanos viven en la pobreza. Cómo hablar de una “nación” y un “nacionalismo” cuando somos la novena economía del mudo y al mismo tiempo ocupamos el doceavo lugar en injusticia social del planeta y somos la cuarta nación más injusta en el reparto de la riqueza del continente. Cómo hablar de “democracia” y justicia social si en los últimos 20 años hemos pagado en intereses 6 veces lo que debíamos por concepto de deuda externa en 1982 y ahora debemos tres veces más, lo que implica que estamos condenado a nuestros hijos y a los hijos de nuestros hijos a la miseria y al sometimiento total y absoluto.

Cómo pensar en nuestro futuro si creció 77% la importación de alimentos, en 6 años y el modelo económico, no sólo condena a la pobreza progresiva a la mayoría de los mexicanos, sino que pone en riesgo la propia biodiversidad del territorio, pues ese es otro de los grandes problemas que no se ha querido hablar, pero el territorio esta peligrosamente contaminado. Sí la educación esta en la ruina y es colonizadora, sí el sistema de salud ha sido abandonado y le apuestan a que se derrumbe para iniciar la privatización de los servicios médicos, cómo podemos hablar de nacionalismo si vivimos un sistema colonial en pleno siglo XXI.

El sistema político y partidista naufraga en la corrupción y el cinismo. La democracia propiciada por “los mercaderes” es “todos contra todos”, sin importar la nación y el pueblo, lo único que importa es el poder por el poder mismo. El Estado se encoge y se reduce a funciones de policía y administrador, y el Mercado se ensancha y toma la dirección de la sociedad y del país.

El sistema social esta totalmente deshumanizado y esta embrutecido. Los valores y principios de nuestra civilización están siendo diluidos lenta pero indefectiblemente. La familia cada vez pierde sus tradiciones, valores y costumbres. Los adultos están perdidos en la necesidad, cada vez más apremiante y difícil de conseguir dinero para tratar de vivir una vida de consumo-chatarra y buscar la ilusión de la evasión. Nuestra niñez y juventud encuentra en la televisión y en el consumismo su razón existencial y en la violencia y las drogas una puerta falsa para escapar de la miseria existencial que les ofrecemos los adultos. Con una pésima educación académica colonizada, con una sociedad corrupta y enajenada, sin fuentes dignas de empleo, sin alternativas, sin futuro, sin alternativas espirituales. Embrutecidos, explotados, tratados injusta, insensible y violentamente, así crecen nuestra gente.

En estos 481 años no hemos avanzado nada, México y su sociedad mantienen una estructura colonial. Nuestro futuro es nuestro pasado. Nuestra tarea, por ahora, es recuperar la memoria histórica. Despertar en nuestros hermanos la conciencia espiritual de la vida. Que recuerden que un día fuimos libres y vivíamos en armonía con la naturaleza y con el universo. El camino de la descolonización inicia en lo más profundo de nuestros corazones.

Uno por uno... iremos despertando. Es un proceso individual. Sin lideres mesiánicos, sin “gurus” de plástico. (2002)


LA EXPULCIÓN DE LOS ESPAÑOLES EN 1828.



Un pueblo que no conoce su historia esta condenado a repetirla. Los invasores españoles en 1521 intentaron destruir la milenaria civilización del Anáhuac y sobre sus escombros crearon una Colonia de la corona española. Durante 300 años impusieron un feroz sistema de castas donde los peninsulares tenían todos los derechos y todas las oportunidades para explotar a los indígenas y depredar sus recursos naturales, haciendo a un lado a los españoles nacidos en estas tierras.

En efecto, los criollos fueron españoles de segunda en la Nueva España, no podían ejercer los cargos más altos del gobierno, el ejército, la iglesia y por supuesto, que estaban de segundones en la actividad comercial, minera y agropecuaria. Es por ello que los criollos iniciaron la Guerra de Independencia, que en su inicio jamás pretendió separarse de España, sino quitarles el poder a los "gachupines" y por supuesto que nuca concibió acabar la explotación y la injusticia que se cometía en contra de los indígenas.

Los criollos utilizaron a los indígenas y explotaron a su favor, el odio y resentimiento acumulado en 300 años de atrocidades, traicionando a los peninsulares provocando grandes matanzas de estos a manos de los incontenibles indígenas. Cuando caen los criollos conspiradores, toman la estafeta los mestizos como Morelos y Guerrero, quienes buscan verdaderamente crear una nación independiente. Sin embargo, 10 años después de luchas intestinas, los gachupines arman a un formidable ejército para acabar la última flama que quedaba en las montañas del Sur. Guerrero no tenía un ejército, su grupúsculo armado era un sistema de guerrilla que sobrevivía con muchas dificultades y estaba pronto a desaparecer.

Pero los gachupines cometieron un grave error, para poner fin definitivamente a la lucha insurgente armaron a un poderoso ejército y pusieron al frente de él a un criollo. Fue Iturbide quien traicionó a los peninsulares y con el abrazo de Acatepan y el Plan de Iguala, toma la Ciudad de México y consuma la independencia.

Con los tratados de Córdoba los criollos ponen fin al dominio español en la colonia, sin embargo, España no acepta la capitulación y mantendrá, no solo el estado de guerra con su "colonia rebelde", sino que a través del Fuerte de San Juan de Ulúa, bombardearán periódicamente a la ciudad de Veracruz e impedirán el uso del puerto para el comercio regular.

Los criollos pretenden crear una "nación-estado" como los que en esos momentos estaban naciendo en Europa. Sin embargo, cometen muchos errores y se dividen en dos bandos, combatiendo entre sí, la mayor parte del siglo XIX. En efecto, unos criollos era llamados "cosmopolitas", quienes veían con buenos ojos a sus parientes gachupines y otros criollos, llamados "nativistas", eran quienes veían en los gachupines a los enemigos de la naciente nación. En efecto, los gachupines no aceptaron tan dócilmente la pérdida de sus privilegios y mantenían la esperanza de que España, pronto viniera en defensa de ellos y sus derechos sobre la colonia. Por lo cual mantenían un estado clandestino de conspiración en todo el país, la cual llegó a su punto más alto con la intentona subversiva del fraile Arenas y los generales gachupines Negrete y Echávarri en 1827.

Por su parte el rey de España apostaba a la incapacidad de gobernarse de los criollos y pensaba que inevitablemente los desbalagados súbitos volverían a la monarquía y al imperio. Otro factor importante en la construcción de la nueva nación serían las logias masónicas. En efecto, el rito escocés llegó a la colonia a través de los oficiales del ejército español que se estacionó en la colonia. Las logias escocesas fueron en los primeros años de la naciente república la cantera de los conservadores y los pro-españoles llamados "cosmopolitas". Las logias yorkinas fueron instauradas inmediatamente después de la independencia y su principal promotor y protector fue el embajador de Estados Unidos, el señor Joel Poninsett. Los yorkinos fueron los liberales y nativistas que pretendían expulsar a los españoles y apoyarse en el mundo anglosajón.

La nación mexicana nace como un proyecto criollo, en donde se mantiene disfrazado el sistema colonial de explotación, sólo que ahora los criollos ubicados en la cúspide de la pirámide de explotación, los mestizos como segundones y los indios se mantenían sin ningún derecho y posibilidad real de mejorar sus condiciones de vida. Sin embargo, los criollos nunca tuvieron la capacidad, empuje y convicción de los gachupines. La ambición por el poder de los criollos era proporcional a su incapacidad y limitaciones. A lo largo de 300 años de estar en los mejores puestos, habían hecho a los españoles de otra madera. En cambio los criollos en general, eran ineficientes, inexpertos y no estaban dispuestos a "sudar el trabajo", como lo venían haciendo sus parientes los gachupines.

Así que cuando, por un "plumazo", la sociedad colonial se convierte en la sociedad de la nueva república, resulta que los mejores puestos de la administración pública y las mejores posiciones económicas estaban en manos de españoles "nacionalizados" mexicanos por el Plan de Iguala y los tratados de Córdoba, con los que se consuma la independencia.

Es esta la razón por la cual los criollos de las logias yorkinas se lanzan en la persecución de los españoles y piden su expulsión. Nuevamente los criollos traicionan a sus parientes gachupines y por la envidia y el odio de sus riquezas y posiciones, lucharan años hasta lograr su expulsión, de lo que los criollos llaman "su patria". Esta expulsión marcará para siempre al proyecto de nación de los criollos, que salvo cuando la gobernó un mestizo, pudo tener una solvente economía y una eficiente administración pública. En efecto, Porfirio Díaz logró a finales del siglo XIX, no sólo dejar de vivir prestado, sino que entregó el país en "números negros". La expulsión de los españoles en 1828, marcará el inicio de las "fugas de capitales" y los empresarios y comerciantes se irán de México con sus capitales. La traición y la avaricia de los criollos dejaron en banca rota a su gobierno y a su naciente país. Al no haber capital trabajando, no se generó la riqueza y por consiguiente el gobierno no captaba impuestos. Las finanzas públicas de la nación criolla iniciaron mal y continuaron peor, debido a que los criollos en el poder se dedicaron a hacer dispendios y la corrupción sentó sus bases más cínicas. La cleptomanía de los criollos ha sido su más profunda pasión.

Entre guerras fratricidas, los criollos de ambos bandos, le pedían constantemente préstamos a Francia, Inglaterra y España para pagar los intereses dejados de otros gobiernos y tener liquides para gobernar. Esto llegará a un estado de crisis en el gobierno de Juárez, donde las naciones prestamistas apostarán sus armadas en Veracruz, para obligar al pago puntual de sus intereses. Es en estos momentos, cuando la patria estaba amenazada y los inefables usureros pedían la intervención armada en garantía del pago de sus leoninos intereses, que la presencia nacionalista y patriótica del indígena zapoteco de Guelatao supo enfrentar su voracidad con valentía y dignidad. En efecto, Benito Juárez es el ejemplo que debería inspirar a nuestros actuales gobernantes que desde los tiempos de Miguel de la Madrid, prefieren pagar puntualmente los intereses de la deuda que crecer, que aceptan de rodillas los mandatos del B.M. y el F.M.I. a consta de el sufrimiento y la pobreza de millones de mexicanos y que impunemente entregan a la patria y a sus hijos a los dictados de la política neoliberal y "su nuevo orden internacional".

El gobierno del presidente Guadalupe Victoria expulsará definitivamente a los españoles de México con la ley del 20 de diciembre de 1827. Los criollos, no solamente traicionaron a sus parientes en 1810, incitando a los indígenas a una lucha armada en contra de los gachupines, sino que al término de la Guerra de Independencia, por su avaricia y envidia, traicionarán de nuevo a sus parientes y los expulsarán, condenado "su nueva nación" a la bancarrota y al endeudamiento externo.

Después de la revolución en los comienzos del siglo XX, los criollos conservadores se dedicarán de lleno a los negocios y dejarán que los criollos liberales se queden con el mundo de la política. Mantendrán simbólicamente al PAN en el juego político, pero más que nada, como vocero de sus intereses e ideología. Al final del siglo XX los criollos liberales habrán desgastado a su partido el PRI y aceptarán, en el nuevo orden internacional, entregar pacíficamente el poder a los criollos conservadores, que apoyados desde afuera, "globalizarán" a su patria a través de manejarla como una gran empresa refresquera.

Es curioso observarlos, tanto a los criollos conservadores como a los liberales, como se unen en "misión divina", cuando los pueblos originarios de estas tierras, intentan recuperar sus más mínimos derechos como pueblos y culturas. Después de 180 años, los criollos prefieren entregar "su patria" a sus amos explotadores de afuera, o sea al capital financiero supra nacional a través de la llamada globalización e implantación del neoliberalismo, sea esto regalar el sistema bancario a los extranjeros, la generación de electricidad a los españoles o el petróleo a los norteamericanos; que en el poder legislativo se reconozca después de 500 años, los derechos innegables que tienen los más genuinos hijos de los hijos de los Viejos Abuelos toltecas.

Los criollos a lo largo de estos 180 años de existencia “de su patria”, han traicionado a sus parientes europeos, pero también han mantenido en la más inmisericorde explotación a los indígenas y en la enajenación brutal a los mestizos.

La verdad es que este "México imaginario" de los criollos esta desmoronándose y se nos deshace en las manos a pedacitos, lo que quedará de este remedo de nación criolla, será el "México profundo", base inalterable de lo que hemos sido, somos y seremos como pueblo y nación. La única salida que tienen los criollos es reconocer los derechos de los pueblos indígenas y juntos, con los mestizos, construir una nueva nación. Sin embargo, al parecer, los criollos prefieren TRAICIONARSE A SÍ MISMOS, que reconocer la existencia del México profundo, del México indígena, del México nuestro.

VIII. COLOFÓN.

Los mexicanos debemos "repensar nuestra historia" y desmantelar la anquilosada "historia oficial", que sólo ha servido para mantener el orden colonial y validar a los criollos en el poder. Debemos investigar exhaustivamente, con otros ojos y con otra mente, la conformación de la nación mexicana, para liberar al pueblo de la ignorancia de sí mismos. Debemos de luchar contra el colonialismo mental, espiritual y cultural con el que hemos construido, con nuestra sangre y con nuestro dolor, esta patria que no es nuestra, pues en la demagogia es de todos, pero en la práctica sabemos que es de unos cuantos.

El criollismo es una ideología. No todos los extranjeros y sus hijos comparten este pensamiento y esta forma de vivir. Tenemos maravillosos ejemplos como el de Gonzalo Guerrero, Francisco Javier Mina o recientemente los españoles exiliados por la guerra civil y el franquismo. Por que también, existen muchos indígenas y mestizos que son feroces colonizadores del pueblo, de sus propios hermanos y enemigos de su Cultura Madre. El sistema colonial en el que vivimos actualmente en México, indiscutiblemente que encuentra sus más antiguos cimientos en la ideología criolla. El revisar nuestros más antiguos problemas culturales, el aceptar abiertamente nuestros problemas, es el primer paso para resolverlos.

La injusticia, la explotación y la miseria de millones de mexicanos, encuentra sus más remotos orígenes en el racismo, el clasismo y en la negación de la otra parte que nos conforma, nuestra Cultura Madre. Los mexicanos no podremos construir una nación justa, sino desmantelamos el complejo sistema colonial y su acendrada ideología criolla. (2001)

LOS CRIOLLOS ANTE LA HISTORIA.




Los españoles llegaron al continente en 1492 en búsqueda de una ruta comercial a la India, financiados fundamentalmente por “los mercaderes” a quienes les "urgía" seguir lucrando con el Oriente, ya que los turcos habían tomado Constantinopla he impedían el paso de las caravanas comerciales.


"Descubierta" América se inició la invasión, legalizada a través de una Bula Papal, donde los españoles y portugueses se dividieron el continente ahora llamado americano. El permiso que les otorgó el Vaticano consistía en ganar tierras y riquezas para la corona española y almas para la Santa Fe Católica.
Sin que los habitantes de estas tierras les hubieran hecho nada, los españoles, que en su mayoría eran gente pobre e ignorante de la España medieval, venían con una sed de sangre y codicia a "rescatar oro", que no es más que robar y luego "pacificar", es decir exterminar a los pueblos agredidos. Desde luego que, otorgando el 20 % de lo robado a la corona española, quien llamó a este impuesto de rapiña, el "Quinto Real" o sea, una quinta parte de lo saqueado, era para los reinos de Castilla y Aragón, sin que estos "invirtieran" ni dinero, ni hombres, ni armas o naves, sólo por la "concesión" se llevaba una buena tajada de león. Es por ello que “los mercaderes”, la baja nobleza empobrecida y la chusma de la España medieval, cayó sin tregua y medida, como una diabólica plaga, sobre los pueblos y culturas milenarias del Anáhuac (mesoamérica) y el Tiguantainsuyo (la zona de los Andes).


Hernán Cortés llegó a México en 1519, venía prófugo de Cuba, pues su gobernador, que lo enviaba a una misión de observación y “rescate de oro”, se enteró que lo pensaba traicionar cambiando la expedición por una invasión, por lo que lo mandó tomar preso, ya que de la concesión para "rescatar oro" que había conseguido en la corte española obligaba a Cortés a darle un buen porcentaje de lo robado, toda vez que se la había subconcesionado al extremeño. Cortés partió una semana antes de lo previsto y la orden de detención llegó cuando él había levado anclas rumbo a Yucatán.


La conquista fue más que violenta, fue inhumana y genocida. La ambición del oro y el poder hicieron que los conquistadores perdieran toda medida y que escribieran páginas horribles y dolorosas de la especie humana. La injusticia y la barbarie produjeron matanzas como la del Templo Mayor, Cholula y muchas más que la "historia oficial", nuca ha querido registrar. Asesinatos injustos como los de Cuauhtémoc o Tupac Amaru, violación sistemática de las mujeres, comenzando con las esposas e hijas de la nobleza indígena, que cayeron en manos perversas de asesinos y delincuentes, o el asesinato de sus sacerdotes y maestros, además de la destrucción de sus templos y edificios.


A sangre y fuego los conquistadores se apoderaron de tierras y unos pueblos que no eran de ellos y nada les habían hecho, pero en menos de 30 años lograron establecer el Virreinato de la Nueva España. Fue entonces que empezaron a llegar los colonizadores españoles. Gente pobre y sin posibilidades que huyendo de la miseria se venían a "hacer la América", con el sueño de regresar ricos a sus tierras natales, la Nueva España jamás fue, para los colonizadores un fin en sí mismo, sólo un medio, a diferencia de los pioneros ingleses que se vinieron con sus familias a construir con sus propias manos “un nuevo mundo”.


Las leyes, las Autoridades y las Instituciones que implantó la corona española en América, no fueron las que regían en España y desde luego que contemplaban a los indígenas, primero como animales y después como vencidos de guerra, sin ningún derechos más que el de recibir la nueva religión. Las Leyes, Autoridades e Instituciones españolas en América no tenían el propósito de alentar el desarrollo y bienestar de los pueblos indígenas. Por el contrario, sólo regulaba las relaciones entre los españoles y la explotación de los indios y sus recursos naturales.


Durante tres siglos los españoles explotaron implacablemente a los pueblos indígenas y depredaron sus recursos naturales sin ninguna restricción. En los primeros 100 años de la colonia, los españoles exterminaron entre 20 y 25 millones de personas, a través de cuchillo, trabajos forzados y fundamentalmente, con enfermedades que los diezmaron, dejándolos escasamente en un millón. México no volvió a tener ese número de personas hasta la década de 1940.


Las minas, las encomiendas, los bosques, la grana cochinilla y las haciendas, produjeron gracias a la explotación de los indígenas, inmensas ganancias. Verdaderos emporios de riqueza se empezaron a dar en todo lo que hoy conforma el territorio nacional. El Virreinato a pesar de estar mal administrado y existir mucha corrupción entre los propios españoles, logró aportar una formidable riqueza a España durante trescientos años. Esto se logró gracias a un férreo sistema de castas, donde los españoles nacidos en España (gachupines), tenían todo el control de la colonia, pues los españoles nacidos en América (criollos), eran considerados "de segunda clase" y no podían acceder a los altos puestos en el gobierno, el clero y el ejército, de esta manera se mantenía el poder colonial.


En este sistema de castas existían dos grandes divisiones: los gachupines y los criollos por una parte, pues a fin de cuentas eran hermanos, parientes y paisanos, lo único que los diferenciaba es que unos no habían nacido en España y por ello, no accedían a los altos cargos de la colonia. El otro gran grupo fue el integrado por los mestizos, negros e indígenas, donde los primeros eran los que trabajaban en puestos medios como mayordomos, capataces u hombres de confianza de los gachupines y los criollos, y por supuesto los indígenas que no tenían absolutamente, ningún derecho. Eran la mano de obra esclava, los vencidos, los hijos del demonio, los despreciados.


Sin embargo, al interior de la sociedad “novo hispana” se empezó a gestar un gran resentimiento entre los criollos en contra de sus parientes ricos, los envidados gachupines.


Los criollos siempre fueron ambiciosos y resentidos. Por una parte eran rechazados por los gachupines y ellos a su vez, rechazaban a los mestizos y a los indígenas. El ser rechazados por su Cultura Madre Ibérica, los mantenía en un permanente estado de frustración. Siempre gozaron de las riquezas de sus parientes nacidos en España, pero nunca pudieron generar la riqueza con el ímpetu de ellos. Eso, desde los primeros años de la colonia los hizo "impotentes" y frustrados. Siempre agachando la cabeza y maldiciendo por debajo a sus parientes ricos y poderosos.

Sin embargo, a principios del siglo XIX, cuando España estaba invadida por las tropas de Napoleón Bonaparte y los reyes estaban presos en París; a los criollos se les ocurrió derrocar a los gachupines, quienes al estar preso el rey, resultaba que ellos en América no tenían a quien rendir cuentas. Esta traición venía siendo acariciada desde finales del siglo XVIII, la ambición y voracidad de los criollos eran tan grandes como su misma frustración.

La traición más grande de los criollos a sus parientes gachupines, fue usar a los indígenas en contra de ellos para lograr sus perversos fines. Cuando Miguel Hidalgo (criollo) les dice a los indígenas en Dolores, -¡es hora de matar gachupines!- desató la ira y el odio contenido a lo largo de trescientos años de injusticias. El levantar a los indígenas en contra de los gachupines fue un acto de traición a su sangre y a su cultura. El mismo Hidalgo preso en Chihuahua y juzgado por la Santa Inquisición, pidió perdón y se arrepintió de haber provocado la matanza de tantos españoles en el inicio de la Guerra de Independencia y es la razón por la cual, cuando venció a las tropas realistas en la Batalla del Monte de las Cruces, en las goteras de la Ciudad de México, no dio la orden de tomarla y retrocedió al Bajío.

La revuelta criolla tomó otro rumbo cuando los mestizos intervinieron en ella. Fue José María Morelos y Vicente Guerrero (ambos mestizos) los que transformaron una revuelta de criollos, en un verdadero movimiento independentista. Fundamentalmente Morelos dará las bases ideológicas con los "Sentimientos de la Nación" y el Primer Congreso del Anáhuac en Chilpancingo, decretando la derogación de la esclavitud y diseñando una nación libre totalmente de España; pues según los planes de los revoltosos criollos, según ellos, cuando los reyes de España volvieran a gobernar, ellos se reincorporarían a la corona española, habiendo previamente desplazado a los gachupines. Es por ello que Hidalgo en el "Grito de Dolores", termina su arenga a los indígenas diciendo "!vivan los reyes de España!". La guerra de independencia de los criollos, no era en contra de la corona española, sino en contra de sus parientes los gachupines o españoles peninsulares.

La Guerra de Independencia concluyó con la traición de un criollo a los peninsulares. En efecto, después de diez años de guerra y de que Hidalgo, Morelos, Mina y demás precursores de este movimiento estaban muertos y derrotados por las fuerzas reales de la colonia española. Para acabar el último reducto de insurgentes que se refugiaban como guerrilla en las montañas de lo que hoy es el estado de Guerrero, los gachupines armaron un gran ejército para que fuera a las montañas del Sur, a aniquilar a el último vestigio de la insurrección iniciada en 1810.

Sin embargo, su error no pudo ser más grande que el de poner al frente de ese poderosísimo ejército a un ¡criollo! Fue Agustín de Iturbide el criollo que traicionó a los gachupines y realizando la primera "concertacesión" con el Abrazo de Acatempan, donde Iturbide acuerda unir fuerzas para que "criollos y mestizos" tomaran la Ciudad de México, con el mismo ejército que los gachupines habían financiado y decretaran la Independencia, previo acuerdo de que Iturbide se proclamaría posteriormente "emperador".

La siguiente traición de los criollos a los gachupines, fue que entre 1821 y 1828 acordaron expulsar a los gachupines de México a través de Leyes como la del 10 de Mayo de 1827, donde el Artículo primero empieza así: "Ningún individuo que sea español por nacimiento podrá ejercer cargo ni empleo alguno de nombramiento de los poderes generales de cualquier ramo de la administración pública, civil y militar...", o la Ley del 20 de Diciembre del mismo año, donde se instrumenta la definitiva expulsión de los gachupines de México. Los torpes, ineptos y ambiciosos criollos, al expulsar a los españoles crearán la primera "fuga de capitales" y en segundo lugar, sacan del país que nacía a los generadores de la riqueza. Esta es la verdadera historia de los criollos y este remedo de patria (sólo para ellos) que fundaron a principios del siglo XIX, donde la inmensa masa de indígenas no tenía cabida.

En efecto, para 1821 la cifra de españoles viviendo en México era de aproximadamente setenta mil y la población total se calcula en seis millones de personas, la mayoría indígena.Los criollos jamás, en estos dos siglos de intento de nación, han podido generar la riqueza que sus parientes los gachupines lograron producir. De esta manera comenzaron los "gobiernos de su patria" en la pobreza, pues ya no se producía y no se generaban impuestos y para colmo, se dividieron entre sí en dos bandos: conservadores y liberales, centralistas y federalistas, masones escoceses y masones yorkinos, panistas y priístas, lo que desató un estado de guerra constante durante casi todo el siglo XIX, además que por las guerras fratricidas, fueron invadidos por los norteamericanos y los franceses, perdiendo más de la mitad del territorio que habían heredado de sus parientes los gachupines en la colonia.

Paradójicamente, fue un indígena y un mestizo, los que pudieron cristalizar el anhelado proyecto de nación criolla de 1810. Benito Juárez y Porfirio Díaz lograron consolidar la República (criolla) y entrar al siglo XX. La victoria de los criollos liberales fue consolidada por los norteamericanos, quienes alentaron y financiaron la revolución de 1910, para desplazar de su "traspatio" a los franceses, ingleses y alemanes, de acuerdo a la Doctrina Monroe, donde "América es sólo para los americanos". Los criollos liberales en el primer cuarto del siglo XX, crearon una formidable maquinaria política-social-cultural a través del Partido Revolucionario Institucional, que logró institucionalizar su poder y redujo a casi nada a sus enemigos, los criollos conservadores que, desde el Partido de Acción Nacional, se mantuvieron latentes en lo político, ya que como había sucedido con Díaz a finales del siglo XIX, los criollos conservadores se dedicaron más a los negocios y los criollos liberales a la política.

Las políticas desarrollistas impuestas por los norteamericanos, después de la Segunda Guerra Mundial, alentaron el sueño de la industrialización y la modernidad de los dirigentes. Los criollos, tanto liberales como conservadores, tomados de la mano se embarcaron ciegamente en el proyecto propuesto por los vecinos del Norte y compraron tecnología contaminante y caduca de industrias productoras de bienes de consumo y no bienes de capital. El dinero fue maléficamente prestado con intereses leoninos, lo que produjo a finales del siglo un endeudamiento descomunal, con su consiguiente pago de sumas exorbitantes de intereses.

A finales del siglo XX, los criollos liberales dejan a un país endeudado, con una altísima carga financiera por el pago de intereses, un sistema de administración pública ineficiente, obeso y sumamente corrupto, con una pérdida total de credibilidad y legalidad del sistema político, así como un país totalmente contaminado. Además de implantar de manera inadecuada la globalización, los criollos liberales, para "salvar su pellejo", entregan, sin ningún remordimiento y de la manera más cobarde y cínica, al pueblo de México y la riqueza de la nación, al capital financiero supra nacional, para que aplique sus políticas neoliberales sin ninguna compasión a la nación mexicana.


Nuevamente los criollos traicionan a la patria y acuerdan con sus amos foráneos, dejarle el mando a los criollos conservadores que "limpios y puros", desde la iniciativa privada, salvaran a la nación a partir de hacer eficiente a la administración pública, erradicar la corrupción, implementar políticas empresariales y el marketing, manejando al país como una gran empresa.

En estos doscientos años, los criollos jamás han tomado en cuenta a los indígenas y fundamentalmente, a la civilización originaria, que sigue viva, vigente y vibrante, en el proyecto de "su nación". Han logrado desindanizar a muchos indígenas a través de sus políticas indigenistas e integracionistas. Han logrado neutralizar a los mestizos, haciéndolos "indefensos extranjeros incultos en su propia tierra", despreciando permanentemente sus raíces indígenas y exaltando la cultura de sus explotadores foráneos. Diluyendo su memoria ancestral de pueblos sabios y dejándolos indefensos en el auto desprecio y la auto-denigración. Es por ello que, criollos, mestizos e “indios desindianizados”, están condenados de por vida a ser sólo importadores, consumidores y repetidores de un mundo que jamás podrán construir con ORIGINALIDAD, pues para ellos, la modernidad viene siempre de afuera. Estarán siempre condenados a ser de tercera, subdesarrollados, imitadores, sumisos seres despreciados por sus colonizadores y al mismo tiempo, feroces menospreciadores de lo propio, de su raíz, de su identidad, de su Madre Cultura Indígena. Extranjeros incultos en su propia tierra, eternos viajeros desolados, perdidos en "el laberinto de su soledad" existencial.

Este destino también lo comparten los criollos, que despreciando la cultura originaria que los alimentó y formó, permanentemente la desprecian frente a la cultura Occidental, sin embargo, cuando ellos viajan a España o su tierra de origen, sus parientes y paisanos los señalan como "indianos", pues sin darse cuenta, han absorbido mucho de la cultura que ellos desprecian y ya no pertenecen totalmente a la originaria, (ni de aquí ni de allá). Españoles o libaneses en México y en España o Líbano, mexicanos.

Los criollos ¿mexicanos? prefieren entregar a "su patria" a los norteamericanos o el capital financiero supra nacional, que reconocer el derecho ancestral que les han negado a los pueblos originarios desde hace 480 años. Es por ello que se unen los criollos conservadores (PAN), con los criollos liberales (PRI), en las cámaras del Poder Legislativo para impedir el reconocimiento legal de la existencia de los pueblos indios y sus consiguientes derechos. Este país ha sido una creación criolla, donde los indígenas y mestizos, han sido solo "carne de cañón y sangre esclava". Los criollos tienen el poder económico, el poder político, y son los científicos, artistas e intelectuales nacionales, bástenos leer sus nombres y conocer sus blasones.

El criollismo no es un fenómeno sanguíneo o racial, sino ideológico y cultural. Existen muchas personas que actúan con esa mentalidad y son mestizos o indígenas. Estos personajes les llaman " los cocos mexicanos", es decir: - cafés por fuera y blancos por dentro-. Los mexicanos todos, sentimos que es momento de un gran cambio. Que no podemos seguir como hasta ahora los criollos han gobernado esta nación.

La sociedad mexicana esta despertando, quizás de un sueño, que muchas veces se convirtió en pesadilla. Los pueblos indígenas de México dicen un ¡YA BASTA!, que esta sacudiendo todas nuestras anquilosadas estructuras.

Tenemos que poner nuevos cimientos, nuevas bases y principios para crear una sociedad que responda a nuestra milenaria Cultura Madre y este en armonía con la parte de la Cultura Occidental de la que nos hemos apropiado en estos cinco siglos. En el futuro próximo de nuestra nación, los pueblos indígenas y sus culturas afloraran con una inmensa fuerza tectónica, que derrumbará muchas construcciones colonial que habitan en la mente, la cultura y el corazón de nuestra sociedad criolla.

“El futuro de México es su pasado”, y los indígenas tomarán el sitio que les corresponde en la historia, y los mestizos, retomaremos la parte perdida, la parte olvidada de nuestra raíz, esencia de lo que hoy somos. México indefectiblemente es y será un país mestizo. La diferencia es que muy pronto los indígenas ocuparan los espacios que les corresponde y los mestizos nos despojaremos del colonialismo mental, espiritual y cultural que padecemos.

En muy pocos años veremos lo increíble.


LA HIPOCRESÍA DE LOS CRIOLLOS.


La nación mexicana ha sido construida con las ideas de los criollos y con la sangre y el esfuerzo del pueblo. Lo que hoy conforma nuestra patria, nació como el resultado de una invasión. Sus cimientos más antiguos (de Estado Nación 1810-1821) vienen de un feroz sistema de explotación e injusticia a los pueblos originarios, el cual duró 300 años en el llamado periodo colonial (1521-1810).


La "Independencia" fue una iniciativa criolla para desplazar a los peninsulares y mantener el sistema colonial de explotación y la dependencia de la corona española, pero a su favor. Es por ello que 180 años después, la situación de los más pobres de este país, que según datos razonables pueden llegar al 60 % de la población total, es verdaderamente desesperada y sólo un 6 % de la población tiene la mayor parte de la riqueza. En efecto, la riqueza en México esta en manos de extranjeros, sus hijos y sus descendientes avecinados en estas tierras, desde la colonia, hasta los últimos que han venido a comprar bancos y a traer sus empresas. Los poseedores de los mejores bienes de producción, de las mejores tierras, los mejores comercios, los que tienen acceso a los privilegios del sistema, los que tienen los más altos puestos en el gobierno, indiscutiblemente que son extranjeros nacidos en México en los últimos quinientos años; y digo extranjeros nacidos en México, porque ellos JAMÁS SE HAN QUERIDO DE CORAZÓN ASIMILARSE A LOS VENCIDOS, a los pueblos originarios. Por el contrario, siempre han recalcado sus diferencias raciales y culturales, como un legado de superioridad y de distinción.

Sí ellos se hubieran convertido en verdaderos mexicanos, sentirían al pueblo como propio y no lo tendrían en los niveles de pobreza, ignorancia, explotación y enajenación. Sí hubieran sentido a esta tierra como suya, jamás la habría depredado y contaminado como lo han hecho impune e irresponsablemente.


En la construcción de la nación mexicana se ha mantenido el mismo racismo y clasismo que heredamos del periodo colonial, lo peor en nuestro tiempo, es que no se reconoce, se niega y se prohíbe que se toquen estos temas... "incómodos". El contra ataque criollo es afirmar que en México todos somos iguales y que no existe el racismo o el clasismo y que es un tema agotado y ocioso.


En efecto, amable lector, la sociedad mexicana es una sociedad hipócrita, que no encara sus problemas más graves y profundos de manera abierta y transparente. Por el contrario, se esconden y se nombran de manera indirecta y fundamentalmente NO SE RECONOCEN. A diferencia de nuestros vecinos del Norte que, como todo pueblo, tiene también sus propios problemas. Así es, los norteamericanos no niegan su racismo contra los negros y las minorías, sin embargo ellos les han dado más oportunidades a los negros que nosotros a los pueblos indígenas. A los negros y los anglosajones los separa un océano de diferencias raciales y culturales; a nosotros los indígenas, además de ser los pueblos originarios de estas tierras y que vivimos "en y de" su cultura milenaria, resulta que son nuestros parientes sanguíneos y culturales, cosa que nadie quiere reconocer.


A diferencia de Gonzalo Guerrero, aquel marinero que naufragó antes de la conquista en las costas de Quintana Roo y que se asimiló a la cultura maya, casándose con una doncella maya, teniendo 3 hijos de ella, negándose a embarcar con Cortés, cuando este lo mandó "rescatar" para participar en la invasión. Gonzalo Guerrero tomó las armas para defender A SU PUEBLO de los invasores y fue muerto por ellos. A diferencia de este extranjero que se asimiló a la cultura que lo auxilió (porque hay que decirlo, la mayoría de los criollos llegaron pobres, expulsados por la miseria en que vivían en sus tierras de origen), los criollos se camuflajean como mexicanos pero no se asimilan verdaderamente. Siempre tienen sus capitales en el extranjero y ante cualquier amenaza, históricamente, inmediatamente sacan sus capitales del país.

Los criollos nunca se la han jugado con México. Ellos tienen sus propios círculos cerrados, sus exclusivos fraccionamientos o zonas residenciales, sus clubes deportivos, sus escuelas, sus centros comerciales, celebran sus propias fiestas. Los criollos se apoyan y se auxilian entre ellos y al mismo tiempo son feroces explotadores con los mestizos y los indígenas. A lo largo de estos 180 años han tenido al pueblo en la miseria a pesar de que las tierras de esta nación, históricamente, son poseedores de cuantiosos recursos naturales, ayer el oro y hoy el petróleo, la situación no a cambiado, ayer la encomienda hoy la maquila, la cuestión es explotar inhumanamente a los pueblos originarios y sus descendientes y verdaderamente DEPREDAR sus recursos naturales sin la menor consideración. El salario mínimo y la televisión comercial mexicana son un ejemplo claro y contundente de lo que afirmamos. Los que han "dirigido" nuestra nación, los que nos han "gobernado" desde 1521, jamás les ha interesado EN VERDAD el desarrollo, bienestar, educación y felicidad del pueblo. La demagogia política y económica busca el supuesto bienestar y desarrollo de los mexicanos todos, pero eso es sólo cuento electorero, pues la realidad y las estadísticas no mienten.

México es la treceava economía del mundo y tenemos más pobres en extrema pobreza que China que tiene más de mil trescientos millones de habitantes. México es el país que más mega millonarios tiene (todos criollos) y al mismo tiempo compite con la república Dominicana, por el más alto índice de inequidad en el reparto de la riqueza. El pueblo de México esta condenado a pagar a los grandes capitales financieros, entre 7 y 10 mil millones de dólares al año, por el concepto de intereses, no abono al capital. Los criollos ante la suma de sus incapacidades y estrepitosos fracasos, en el siglo XIX perdieron más de la mitad del territorio que habían heredado de los peninsulares y el sistema colonial, en el siglo XX llevaron tan torpemente la economía y la política que, entregan el país al capital financiero supra-nacional y ponen de rodillas a los millones de mestizos e indígenas, perdiendo definitivamente la soberanía nacional. Desde luego que salvándose ellos solos y haciéndose "socios" de los nuevos colonizadores. Se entregan dócil y cínicamente a sus nuevos amos, aduciendo que "la globalización no se puede detener y que el nacionalismo esta caduco en el nuevo orden internacional" y sin embargo, las poderosas naciones neo-coloniales, refuerzan más sus fronteras y exacerban más sus nacionalismos imperialistas, el caso más claro es el que sufrimos con nuestros vecinos del Norte, donde entre muchas cosas, no dejan pasar a nuestros trabajadores ni a nuestros transportes.


Pues bien, amable lector, llamó a usted su valiosa atención en estas consideraciones, pues resulta innegable que la "IDIOLOGÍA CRIOLLA" domina la política, la cultura y a la sociedad mexicana. Es necesario ver y entender desde esta perspectiva el bloqueo para que se reconozcan los derechos históricos de los pueblos indígenas de México que, durante 480, sistemáticamente se les han negado. La cerrazón de muchos de los panistas, priístas y perredistas, que se unen en el Congreso de la Unión, para detener un iniciativa que fue elaborada por la COCOPA sobre la Ley Indígena y que, como se vio, posee con el respaldo y simpatía del pueblo de México. El problema del EZLN, no es un problema regional, ni sólo de dimensiones indígenas. Por el contrario, es un problema de carácter nacional e internacional, es la lucha desesperada de los más pobres contra los más ricos, es la lucha de la deshumanización en contra de los más esencial del espíritu humano, es la lucha por la sobre vivencia de la raza humana.


LA NACIÓN DE LOS CRIOLLOS.


El problema de los mexicanos es que nos sentimos occidentales, ya sea españoles o gringos y despreciamos a los pueblos y culturas originales. Desde 1521, los extranjeros han explotado a los pueblos originarios de esta tierra y han depredado ferozmente sus recursos naturales en favor de sus imperios. Se han valido de la cultura original para instaurar su proyecto colonizador, han usado su fuerza, sus recursos, su sabiduría y su creatividad, pero jamás le han reconocido algún mérito. La cultura originaria siempre ha sido para el colonizador: demoníaca, primitiva, denigrante, vulgar, naca y yope.


La cultura colonizadora ha enseñado a "los naturales" a despreciarse a sí mismos y a desvalorarse. Los europeos primero y después los criollos, han creado una cultura de desprecio y ninguneo a todo lo referente a la civilización vencida. La han tratado de condenar al olvido y a la extinción, haciendo de los mestizos, "extranjeros incultos en su propia tierra" y de los indígenas "integrados", indios- desindianizados. Ajenos a su historia, a su cultura a sus raíces más profundas y al mismo tiempo, los han mantenido permanentemente despreciados por la cultura colonizadora.


Los colonizadores primero y los criollos después, jamás se han interesado en conocer a las culturas indígenas. Los pueblos indios de ayer y de hoy, NO EXISTEN para las mentes colonizadas, a lo más, son un peligro y un lastre para "cristianizar, colonizar, civilizar, desarrollar, modernizar y globalizar" en estas tierras descubiertas para la gracia del rey de España, la gloria de Dios y el capital financiero supra nacional (FMI, BM, OMC, ONU).


Los pueblos indígenas de ayer y de hoy, son totalmente desconocidos para los criollos de México. Acaso son vistos sólo como sirvientes, peones o figuras del folclor turístico. Ese diez por ciento de extranjeros nacidos en México (criollos), que poseen más del 70% de la riqueza de esta nación, no conocen y no les interesa para nada el problema indígena de esta nación.


Es una realidad que los criollos desde hace menos de doscientos años gobiernan este país que fundaron a principios del siglo antepasado. Estos criollos, a diferencia de los pioneros norteamericanos, que salieron de Inglaterra para forjar un "nuevo mundo" a base de intenso trabajo hecho "por ellos mismos"; el criollo mexicano, es el pariente flojo, inepto y traidor de los colonizadores españoles, a quienes traicionó en 1810 y los corrió de México en 1828, quedándose desde entonces en la banca rota, pues jamás pudieron generar la riqueza de sus parientes nacidos en España. Mientras el pionero ingles trabajará con sus propias manos y su sudor, el criollo mexicano explotará a los indígenas de manera más cruel que sus parientes peninsulares, pero será menos productivo. Mientras que para el primero la patria la cimentará en la "Libertad y el Trabajo", para el segundo, la patria se sustentará en la injusticia y la explotación de los mestizos e indígenas.


Los criollos se han encargado de que los mestizos se sientan occidentales y desprecien sus raíces y su Cultura Madre, y por supuesto el mundo indígena. La televisión es un claro ejemplo. ¿ha visto usted a morenos en el canal de las barras y las estrellas? Mientras los mestizos aspiran a ser occidentales, los criollos presumen reiterativa y exageradamente de su origen extranjero, sea este español, libanés, italiano o francés. Mientras los pioneros ingleses despreciaron a Inglaterra victoriana, los criollos mexicanos extrañaban a su "madre patria"... la de ellos.


Los criollos durante el siglo XIX intentaron crear "SU NACIÓN" (de la cual estaban excluidos los pueblos indígenas, los vencidos), se pelearon entre sí (conservadores vs. liberales), fueron invadidos por los norteamericanos y los franceses, perdieron más de la mitad del territorio que habían heredado de la colonia española, entraron en un de pauperización, que implicó la pérdida de la producción minera, la pérdida de la autosuficiencia alimentaria y fundamentalmente, el inicio de la acumulación desmedida e ilegal de la DEUDA EXTERNA. Los criollos fueron tan mediocres, que en el siglo XIX, tuvo que ser un indígena y un mestizo, los que pudieron construir su proyecto de nación. Todos los gobiernos, salvo el de Díaz Mori, han tenido que pedir prestado para pagar los intereses de los intereses y tratar de gobernar desde 1828.


Al finalizar el siglo XX, los criollos liberales tocaron fondo en su ineptitud para gobernar y les han cedido el mando a los criollos conservadores, por instrucciones de sus amos supra nacionales. Los nuevos tiempos del mega imperio de “los mercaderes” esta viento en popa, ante el fracaso de los criollos liberales, hundidos en la corrupción y la ineficacia, entran en su relevo los criollos conservadores para adecuarse a los nuevos tiempos. Sí en el siglo XIX cedieron la mitad del territorio y en el siglo XX, perdieron la soberanía política, en el siglo XXI, los criollos conservadores se disponen a entregar de rodillas al pueblo y al territorio al neoliberalismo, la globalización y al capital financiero supra nacional.


El problema es que existe una piedrita en el zapato. No son los sindicatos, ni los estudiantes, ni los campesinos, menos aún los artistas e intelectuales o los sectores políticos progresistas o la anquilosada izquierda. El problema son los "canijo indios". Que pese a su muerte histórica (en apariencia) se levantan y dicen, literalmente a todo el mundo, un... ¡ya basta!


Es así como podemos ver en la Cámara de Diputados y Senadores, unidos a los criollos conservadores (PAN) y a los criollos liberales (PRI), en contra de la iniciativa de paz de la COCOPA, que reconoce a la existencia de los pueblos y culturas indígenas en el concierto de la nación.


Los criollos conservadores pudieron luchar con las armas y a traición, por imponer en México a un emperador europeo. Los criollos liberales pudieron entregarse con humildad a la política del "Destino Manifiesto" de los norteamericanos y "venderles" por una bicoca más de la mitad del territorio nacional. Los criollos en general pueden entregar a la explotación de los capitales extranjeros al pueblo de México (maquiladoras), pueden regalar el sistema bancario a los bancos españoles y norteamericanos, pueden condenar a pagar al pueblo por varias generaciones la ilegal deuda del FOBAPROA, pueden obligar a todos los mexicanos a pagar religiosamente más de OCHO MIL MILLONES DE DÓLARES anualmente, tan sólo para el pago de ¡INTERESES¡ de la deuda externa y sacrificar el bienestar y desarrollo del pueblo y la nación. Los criollos pueden cínicamente desmantelar el patrimonio que represaban las empresas paraestatales para los mexicanos y regalárselas mutuamente. Los criollos pueden sin vergüenza, cambiar la constitución para que un hijo de extranjeros pueda gobernarnos o que se venda la tierra ejidal, herencia de sabiduría de nuestros Viejos Abuelos. En fin, los criollos pueden traicionar, entregar, vender, destruir, debilitar o asesinar impunemente a la Patria y nadie, pero absolutamente nadie, dice nada, y todo mundo lo acepta con resignación, abrochándose de nuevo con mayor rigor el cinturón y sin buscar culpables.


Sin embargo, cuando los hijos más genuinos de esta patria, cuando los más desprotegidos, humillados y explotados, piden que se les sean reconocidos sus derechos históricos. Es entonces cuando los criollos (liberales y conservadores), se unen en defensa de "SU PATRIA", porque sienten que esta siendo puesta en peligro por los más pobres y desheredados.
Los Bartlett, los Fernández de Cevallos, los Jackson, los Calderón ahora se unen "en misión divina", para defender a "SU PATRIA" de las perversas intenciones de los hijos más humildes, más desamparados, más sufridos, más injustamente tratados, los más saqueados y robados, los más engañados, los más ultrajados que después de quinientos años, piden tan sólo, que se les reconozcan con sus derechos y sus diferencias.


¿De cuando acá en México se respeta la ley? Por qué tanto miedo de tan sólo reconocerles (en papel) sus derechos. El futuro de México es su pasado. “La reserva espiritual” con la que construiremos un mundo más justo y humano, será con la aportación de la sabiduría de los pueblos indígenas. Los mestizos necesitamos reconocernos indígenas en nuestra "otra parte" negada durante quinientos años, necesitamos apoyarnos en nuestra Cultura Madre, para destruir el colonialismo metal y espiritual que padecemos, para dejar de ser "indefensos extranjero inculto en su propia tierra". Este país no pude seguir siendo más de los voraces, ineptos e insensibles criollos. Tiene que ser de todos, sean estos indígenas, mestizos o hijos de extranjeros avecindados en esta milenaria tierra que les ha dado asilo, salud y riqueza.


LA IDEOLOGÍA CRIOLLA EN LA CONFORMACIÓN DE LA NACIÓN.


PROLOGO.


(Seis colaboraciones para el periódico
El Imparcial de la ciudad de Oaxaca,
que aparecieron en los meses
de abril y mayo del año 2001)


En los inicios del siglo XXI, frente al derrumbe del sistema “priísta” que gobernó a México durante los últimos tres cuartos del siglo XX. En el despertar de la sociedad mexicana y la irrupción del movimiento indígena del EZLN. Frente a los cambios que esta operando el nuevo "orden mundial". En medio del caldero de esta sociedad que indiscutiblemente se está transformando, es necesario y saludable, ventilar los grandes problemas de la joven nación mexicana.

No sólo es menester analizar la situación de los indígenas, sino también la de la cultura dominante. En efecto, la ideología criolla se ha mantenido incólume en los últimos 180 años y muy pocos se han atrevido a cuestionar y analizar este fenómeno. México es una nación exageradamente racista y clasista, donde la injusticia y la explotación en la que se ha mantenido a los mexicanos herederos de los pueblos originarios, sean estos indígenas o mestizos, en gran parte tiene su origen en una ideología que se ha sabido esconder en la simulación y la hipocresía social e institucional.


Los mexicanos en general, no aceptamos que somos racistas, clasistas e indígenas. Los colonizadores nos han enseñado a negar y a denigrar a nuestra Madre Cultura. La cristianización, la civilización, el progreso, la modernidad y la globalización, cada una, desde 1521, implicaron la negación y desprecio de lo propio, por la exaltación y copia exacerbada de lo ajeno.

Para poder construir una nueva sociedad, de cara al nuevo siglo, requerimos inaplazablemente, analizar y reflexionar de manera descarnada y valiente, nuestros profundos problemas estructurales que, indiscutiblemente son de orden Cultural. Los mexicanos no hemos podido cancelar el periodo colonial en nuestras relaciones sociales, económicas, políticas y culturales. La colonización cultural ha sido el instrumento con el cual se ha amordazado nuestro rostro y nuestro corazón, nuestros sentimientos y nuestros pensamientos, nuestros valores y nuestros principios, en síntesis, el amor y respeto a nosotros mismos y a nuestros Viejos Abuelos.

Es momento de iniciar la marcha para definitivamente salir de nuestro "laberinto de la soledad". De esta manera presentamos ante usted, seis colaboraciones para el periódico El Imparcial de la ciudad de Oaxaca, que aparecieron en los meses de abril y mayo del año 2001.


II. EL SISTEMA DE CASTAS EN MÉXICO.

Los mexicanos contemporáneos, formamos parte de una de las seis civilizaciones más antiguas del mundo. Los primeros siete mil quinientos años de existencia vivimos en un riguroso orden social. En efecto, la organización social de los antiguos mexicanos fue de un orden estricto y de una compleja estructura en la que el grado de desarrollo espiritual conformaba los niveles sociales. Esta rigurosa estructura social aún en los decadentes tiempos de los aztecas, en el período conocido como Postclásico, se mantuvo aunque con un sentido degradado. Superviviente de este orden social, podemos apreciar en las comunidades indígenas el sistema de cargos y el alto sentido espiritual de estas sociedades.


Con la llegada de los invasores en 1519, la civilización milenaria sufrió el holocausto más pavoroso de la humanidad. Hasta la fecha no se conoce y difunde los crímenes, horrores e injusticias que se cometieron contra de nuestros indefensos antepasados durante los primeros trescientos años del sistema colonial impuesto hasta nuestros días. Conocer lo que sucedió en esos trescientos años de colonia, nos ayudaría a entender en gran parte muchos de nuestros actuales problemas como pueblo. Los judíos, con su holocausto, lo refrendan cada año a nivel internacional y de muchas y diversas formas, para aquellos que opinen que esto es ocioso.


Una de las bases en las que se sostiene el actual orden de injusticias en nuestro país, es precisamente el hecho que la mayoría de los mexicanos desconocemos el pasado. El Estado colonial, desde 1521 se ha preocupado por mantener en calidad de amnésico al pueblo de México, lo ha logrado desposeer de su memoria histórica. Para que el sistema colonial de explotación funcionara eficientemente en la extracción y depredación de nuestros recursos naturales a favor de la corona española, se instauró un estricto Sistema de Castas.


En efecto, el Sistema de Castas es el mecanismo con el cual se puede, sin ningún aparente problema de orden moral o ético, llegar a los extremos más deshumanizados de la explotación de los seres humanos. Se requiere crear un orden social en el que la explotación de los seres humanos y la pérdida de sus derechos más elementales, dentro de un orden establecido, que comúnmente llaman "estado de derecho", permita la obtención de inmensas ganancias de unos cuantos sobre grandes conglomerados humanos a cualquier precio. Se requiere crear un espejismo, con el cual sin el menor recato y con el mayor cinismo se puedan enriquecer unos cuantos a costa de la mayoría. Un arreglo "moral y ético" de carácter social que en nombre de la corona española o de las fuerzas del mercado, se pueda condenar a la más impensable miseria a una inmensa mayoría de personas con el mayor cinismo de acuerdo a "la ley y el orden establecido".


El Sistema de Castas desde un principio estableció una pirámide en donde en su vértice superior se ubicaron los españoles nacidos en España, y en la parte más baja, en la base que sostiene este orden social estaban los indígenas. Debajo de los "gachupines", estaban los españoles nacidos en México, aunque eran hijos de padre y madre nacidos en España, por el sólo echo de nacer en México pasaban a un segundo nivel. Los criollos no podían acceder a los puestos más altos del poder político, militar, administrativo, económico y religioso, que era reservado sólo a los gachupines.

Después le seguían los mestizos, generalmente de padre español y de madre indígena. La violación sistemática y sin ninguna pena legal de las indígenas a manos de los españoles desde los primeros días de la conquista, se tomó como un derecho inobjetable de los vencedores sobre los vencidos.


Después seguían los negros, pues como eran artículo de importación de África, su costo les permitía tener un nivel alto entre los de abajo. Finalmente estaban los indígenas que durante gran parte del siglo XVI fueron considerados animales, carentes de alma y por lo cual podían ser tratados como animales de trabajo sin ningún derecho. Tuvo que realizarse un juicio en el Vaticano para demostrar que los "naturales" tenían alma. Si los naturales no eran animales, ni humanos, entiéndase europeos, entonces fueron designados como ¡indígenas! Nombre ambiguo que les escamoteaba la condición humana y permitía su explotación.


Para que el amable lector tenga una idea del holocausto mexicano, el mayor en la humanidad, le podemos decir que en los primeros cien años de colonia, los europeos mataron por medio de las armas, los trabajos forzados y fundamentalmente con enfermedades traídas de Europa, a aproximadamente 24 millones de personas. México no volvió a tener 24 millones de habitantes hasta la década de los cuarentas en el siglo XX. Se calcula que para 1621 en la Nueva España existían un millón de indígenas y para 1800, tres siglos después, según un censo, se supone que había cinco millones de personas en la Nueva España y de ellas, sólo setenta mil eran españoles nacidos en España. De esta cifra podemos deducir dos cosas, la primera es que el poder estaba terriblemente concentrado en unos pocos, (cosa que mantiene hasta la fecha el sistema colonial) y segundo, se supone que actualmente existen más de diez millones de indígenas en el país según los datos del INEGI, lo que comprueba que lejos de extinguirse, los pueblos indígenas están en plena expansión y se han sobrepuesto al proyecto de extinción al que estaban condenados como en Uruguay, Argentina o Estados Unidos.


Entre estas castas existía un número considerable de "subcastas" que venían de la cruza entre ellas, nombres como "saltapatras o lobo", nos hablan de esos pobres que no eran ni una ni otra cosa.


Este riguroso Sistema de Castas impedía la movilidad social. Oficios y trabajos, formas de vestir y hablar, lugares donde vivir, situación económica y futuro, estaban ya estrictamente preestablecidas, nadie podía cambiar de casta y de su nacimiento debía llevarla como una condición imprescindible para vivir en la sociedad colonial y si se quebrantaba este orden social, la muerte pública era el castigo con el que se pagaba el atentar contra el "estado de derecho colonial".


Así como la guerra de conquista fue una lucha entre indígenas aprovechada por los españoles, la guerra de independencia fue una guerra entre españoles peninsulares (gachupines) contra españoles nacidos en América (criollos). En efecto, después de trescientos años de “este injusto” Sistema de Castas, no fueron los indígenas o los mestizos los que estallaron en rebeldía, sino los españoles nacidos en América, que no soportaron ser segundones en la explotación de la colonia y sus habitantes.

Los criollos muy hábilmente usaron a los indígenas en contra de los gachupines y por eso el cura Hidalgo en Dolores dijo... ¡a matar gachupines! Y trescientos años de injusticia fueron el fuego que alentó durante once años la guerra de independencia, que finalmente ganaron los criollos para quedarse con el poder colonial a través de la traición de Iturbide (criollo) a los gachupines, que le habían armado un costoso ejército para acabar a Guerrero y que en Acatempan, se realizo la "primera concertasesión" de nuestra reciente historia.


Se cambió todo para seguir igual. Con el triunfo de la guerra no se desmanteló el sistema colonial de explotación sólo cambiaron los mandos, ayer gachupines hoy criollos, más nada.De 1821 a nuestros días el sistema colonial sigue en pie. Maquillado, el sistema de explotación deshumanizada de los de arriba sobre los de abajo es la realidad cinco centenaria de nuestro país. Por consecuencia el Sistema de Castas sigue vigente aunque muy maquillado y agazapado en la hipocresía social y la gubernamental.

Los extranjeros siguen teniendo el "sartén por el mango" y se siguen "despachando con la cuchara grande". La mayor parte de la riqueza se iba a España para la corona española, en nuestros días, la mayor parte de la riqueza que se extrae, se va vía el pago de servicio de la deuda externa y los rendimientos del capital a manos del capital financiero supranacional. En los últimos diez años, todos los mexicanos hemos pagado 445 mil mdd, sólo de intereses. Es la misma encomienda solo que más refinada y más letal.


En el actual sistema de castas los extranjeros y criollos siguen ocupando los primeros sitios de la pirámide de explotación. Lea aquellas listas de los "mexicanos" más ricos, de los sistemas nacionales de creadores o de investigadores, ... casi puros criollos. Un ejemplo de lo extremadamente racista que es la sociedad mexicana es que en la televisión nacional, no aparecen personas morenas, sólo güeritos... ¿se ha dado cuenta?

Después les siguen los mestizos, que con sus cremas blanqueadoras y sus tintes para el cabello, pretenden "discretamente" dar un saltito para arriba. Ayer el título nobiliario, hoy el título académico. Se ha fijado que cuando les preguntan el nombre a esas personas "don nadie", inmediatamente contestan con, "licenciado, ingeniero, contador fulano de tal". Sin embargo, en esto de los títulos académicos, ahora no basta con decir soy licenciado, sino... de qué universidad egresaste. Aunque siendo balnquito y de ojos azules, en México ya no se necesita título.


Los mexicanos vivimos una sociedad hipócrita donde el racismo y las clases sociales definen directamente grandes procesos sociales. En México seguimos aceptando sin remordimiento y vergüenza, que existan los vencedores y los vencidos. Que existan más de la mitad de mexicanos en la pobreza y que eso no nos afecte, ni nos preocupe. Cómo en la colonia, podemos ver sin inmutarnos que mueran decenas de miles de personas por hambre, enfermedades o trabajos forzados. Actualmente en México, según la UNICEF, se mueren diariamente 500 niños mexicanos, de recién nacidos a cinco años por problemas generados por la miseria, cada día... y a nadie le importan esos niños. Son sólo pobres, indigentes, indígenas, es decir, "no son ni seres humanos ni mexicanos". A muy pocos que tienen el poder, en verdad les importa que el salario mínimo no alcance para cubrir las necesidades mínimas de la vida cotidiana. En México existe la "gente bonita" y "los otros".


Permanencia de un sistema colonial camuflado, en México los explotadores no se comprometen con el futuro y bienestar de los explotados, ni con el de la Nación. Ante cualquier amago, inmediatamente amenazan con sacar sus capitales e "irse a su tierra". En México no existe verdadero compromiso y preocupación por los pobres y los pueblos originarios; todo es simulación y corrupción, simple demagogia política e hipocresía social. El sistema de castas sigue imperando y esta vigente; ahora es más sutil e hipócrita, pero no menos feroz.


III. LA IDEOLOGÍA CRIOLLA.


¿Qué es la nación mexicana? ¿Cómo se formó y cuando? ¿Cuáles fueron los verdaderos motivos e intereses? Sí no conocemos el pasado, no podremos entender el presente y mucho menos diseñar nuestro futuro. Los pueblos amnésicos están condenados a repetir permanentemente sus errores y vivir permanentemente "en el laberinto de la soledad". Los Estados Unidos Mexicanos nacieron en 1821, cuando se consuma la larga Guerra de Independencia, de este modo estaremos cumpliendo este año apenas 180 años que vivimos en un Estado-Nación.


Antes, ¿cómo vivimos? De 1521 a 1821, el territorio que hoy ocupa la mitad de Estados Unidos, gran parte de Centro América y México, conformó el Virreinato de la Nueva España, perteneciente a la corona española. Es decir, fuimos una "colonia" de España.

La colonización implica explotación. ¿Qué fuimos antes? Bueno, lo que hoy es México, fue la cuna de una de las seis civilizaciones más antiguas de origen autónomo del mundo. Se supone que aproximadamente en el año seis mil a.C. nuestros Viejos Abuelos toltecas inventaron la agricultura, el maíz y la milpa, con este fabuloso tesoro de conocimientos se inició el largo asenso de la especie humana en esta parte del mundo.

Comenzamos desde ser bárbaros, nómadas, cazadores, recolectores; pasamos por el largo período de la sedentarización, aproximadamente cuatro mil quinientos años, hasta llegar al inició de la primera cultura del Anáhuac, llamada olmeca, situada entre Veracruz y Tabasco. En efecto, los olmecas inician su cultura en el año mil quinientos a.C. En La Venta y Comalcalco, se hacen las primeras construcciones monumentales y se esculpen las famosas "cabezas olmecas". Este primer período termina en el año 200 a.C. y se le llama Preclásico o formativo.

Casi seis mil años de inventar absolutamente todos los conocimientos en las áreas de las matemáticas, geometría, astronomía, filosofía, ingeniería, arquitectura, medicina, botánica, zoología, alimentación, salud, educación, lingüística, y construir un complejo y justo sistema social, un lenguaje artístico y una estructura místico-religiosa; que serán los cimientos para desplantar la soberbia construcción espiritual que fue el período luminoso llamado clásico o del esplendor, que va del 200 a.C., al 850 d.C. aproximadamente.

En estos mil años, los Viejos Abuelos toltecas estructuraron, implementaron y decantaron un maravilloso y extraordinario proyecto social, que indudablemente estaba dirigido a desarrollar el potencial espiritual de los individuos a través de la búsqueda de la trascendencia espiritual de la vida material.


Este ha sido el mayor objetivo de los pueblos sabios y milenarios en la historia de la humanidad, con excepción de los europeos, que siempre han estado en la búsqueda del desarrollo de la materia a través del comercio y la guerra. En efecto, Mesopotamia y Egipto primero y después, China, India, la Zona Andina y México, que son las civilizaciones más antiguas de la humanidad, han ubicado en la punta más alta de su aspiración, la trascendencia espiritual de la vida material.


Los llamados Toltecas en el período clásico o del esplendor, lograron la cúspide de su proyecto social e inexplicablemente, alrededor del año 850 d.C. destruyeron sus centros de conocimientos, hoy llamados zonas arqueológicas, las cubrieron de tierra y literalmente desparecieron de la faz de la tierra. Este es uno de los grandes misterios de la Historia Universal.


Del año 850 d.C. a la llegada de los españoles en 1519 transcurrieron 669 años que se conocen como el tercer período llamado Postclásico o decadente. En el abandono de sus grandes maestros, los pueblos del Anáhuac transgredieron las normas morales, éticas y sociales que había implantado el Venerable Maestro Quetzalcóatl. A final de este período llegaron los aztecas del Norte. Pueblo nómada y bárbaro que ni siquiera hablaba náhuatl. De la nada y en poco tiempo los aztecas se culturizaron con los pocos remanentes de sabiduría que quedaban de los toltecas y en 1325, fundan la ciudad de Tenochtitlán, apenas 194 años antes de la llegada de los españoles. Los aztecas harán la primera "reforma educativa" y mandan quemar los códices antiguos donde se recogía la sabiduría tolteca y cambian la historia, quedando ellos como el pueblo elegido y desconociendo las enseñanzas de Quetzalcóatl y suplantándolo por su dios tribal llamado Huitzilopochtli. Esta trasgresión la pagarán muy caro con la llegada de Cortés quien usurpó la imagen de Quetzalcóatl y la usó para realizar la conquista.


Sí los historiadores no mienten, resulta que lo que hoy es el territorio nacional tiene una antigüedad cultural de aproximadamente 8000 años de los cuales, 7500 son de origen anahuaca o indígena, pues los Viejos Abuelos le llamaban a su tierra el Anáhuac y ellos en consecuencia eran anahuacas. Después siguieron 3 siglos de quedar sujeta a la corona española como una colonia llamada Virreinato de la Nueva España. Después han seguido casi 2 siglos de vivir en lo que hoy conocemos como la República Mexicana.


De esta manera podemos apreciar que los primeros siete milenios y medio vivimos en un proyecto social construido por una civilización que ponderaba los valores colectivos y espirituales, con sus altos y sus bajos, pero donde se encuentra los más sólidos y profundos cimientos de todo cuanto en verdad somos. Después vienen 3 siglos donde el proyecto es de explotación de los pueblos vencidos y la depredación de sus recursos naturales con el único fin de hacer riqueza, tanto para los españoles, como para la corona. En esos 300 años España nuca implementó un proyecto de desarrollo para mejorar la vida de los pueblos invadidos y vencidos. Las leyes, las instituciones y las autoridades implantadas por la corona buscaron solo "regular" las relaciones de explotación entre españoles, pues en el estricto Sistema de Castas, los indígenas y los negros casi no tenían derechos y sí los hubo, poco caso se les hacía. Las leyes que venían de España y que procuraban defender a los indios de la feroz explotación y de la injusticia, acababan en el clásico "acátese, pero no se cumple" de las autoridades virreinales.


Después de la traición de los criollos a sus parientes los españoles en 1810, donde los conspiradores desesperados por haber sido descubiertos, involucraron a los indígenas a través del cura Hidalgo a que se levantaran y mataran gachupines. Después de 3 siglos de injusticias, bastó para que un cura llamase a la insurrección a los resentidos y agredidos pueblos indígenas en contra de sus opresores, los gachupines.


Los criollos utilizaron a los indígenas para destituir del poder a los españoles peninsulares. La guerra de Independencia no fue contra España, sino contra los gachupines que tenían el control total del Virreinato, toda vez que el Rey de España estaba preso en Francia, ya que Napoleón Bonaparte había invadido España y la gobernaba su hermano "Pepe botella".


Los criollos lograron la independencia política de España, pero mantuvieron el sistema colonial de explotación de los pueblos invadidos y despojados. Durante el siglo XIX los criollos se dividen en dos bandos, conservadores y liberales, masones escoceses y masones yorkinos, en centralistas y federalistas, en monárquicos y republicanos o como dice el historiador Harlod D. Sims, en "criollos cosmopolitas" simpatizantes de los españoles y los "criollos nativistas" enemigos de los españoles. Los dos bandos crearon una nación "para ellos", donde los mestizos "se metían a fuerzas", pero no eran bien vistos y definitivamente los pueblos indígenas no tenían ningún espacio en esta "nueva nación" como las que estaban surgiendo en Europa. Paradójicamente fue un indígena y un mestizo quienes lograron consolidar el proyecto criollo a finales del siglo.


En el siglo XX, los "criollos cosmopolitas" fundamentalmente se dedicaron a los negocios y los "criollos nativistas" a la política, sin embargo, a finales del siglo y por factores internos (la corrupción, la pérdida de la credibilidad y los excesos) y externos (el neoliberalismo y la globalización), hacen que los "criollos cosmopolitas" tomen el gobierno y la política.


El tercer milenio se inicia con un gobierno de criollos cosmopolitas, donde los mestizos han perdido casi toda su identidad cultural y han quedado como "indefensos extranjeros incultos en su propia tierra", ajenos a sí mismos, permanentemente exaltando lo ajeno y despreciando lo propio, creyéndose auténticos "hijos del canal de las barras y las estrellas", aspirando a convertirse de “fastrac” en gringos de tercera.


Iniciamos el siglo XXI en guerra contra los pueblos indígenas, contra los hijos de los hijos de los Viejos Abuelos, contra los auténticos herederos del Anáhuac a quienes los criollos, ahora unidos, no les permiten ninguna oportunidad de desarrollo y bienestar, donde les escamotean legaloidemente sus más esenciales derechos a existir como pueblos y culturas.


Unidos los criollos y en misión divina defenderán hasta el ultimo hombre, esta "su patria". Conservadores y liberales, centralistas y federalistas, panistas y priístas, defendiendo juntos sus intereses y el derecho, “su derecho”, al despojo, al engaño, a la explotación, defendiendo juntos la usurpación histórica de su ideología y su poder. Fernández de Cevallos, Calderón, Bartlet, Jakson y Ortega, son un claro ejemplo de la ideología criolla, en su lucha histórica en contra de los pueblos indígenas de México.


LAS CONSPIRACIONES


El malestar contra la política real era generalizado. En la última década del siglo XVIII y primera del siglo XIX, brotaron conspiraciones como hongos, buscando hacer realidad la independencia. En 1793 se descubrió en Guadalajara la conspiración de Montenegro. En 1794, en México, la del contador Juan Guerrero, miembro del cabildo. En 1799 se logró abortar la llamada "Rebelión de los machetes" en la que participaron mestizos y mulatos del centro y occidente del país.Mientras tanto, en España sube al trono uno de los monarcas más incompetentes de la historia: Carlos IV. El manejo de la política queda en manos del ministro Godoy, amante de la reina, quien arruinó al reino. Al percibir la debilidad de la dinastía borbónica, el emperador Napoleón, creyó fácil apoderarse del trono español y gobernarlo a través de su hermano José.

En 1808 las tropas francesas invaden España y el 1 de mayo Napoleón obliga al rey español y a su heredero Fernando VII a abdicar y nombrar a su hermano José como rey de España. Fervientes patriotas los españoles se rebelan contra Napoleón en una guerra que duraría seis años y que le costaría al emperador la perdida de 300,000 de sus mejores soldados. Se forman en varias ciudades "juntas" que gobiernan en nombre del monarca depuesto.

Hasta julio de 1808 se sabe en México la abdicación del rey y el posterior levantamiento español. El virrey Iturrigaray percibe que cualquier cosa puede pasar y convoca a la Real Audiencia del Ayuntamiento, junto con las parcialidades y gremios a discutir sobre la situación. El ayuntamiento, regido por la clase media, declara que la soberanía, a falta de monarca, recae en la nación por lo que debe convocarse a todos los cabildos, erigir una "Junta Gubernativa" separada de las de España y "guardar el reino" para Fernando VII.

Los españoles se dan cuenta que tales proposiciones mermarían su poder y la Real Audiencia se opone, proponiendo que se reconozca a la Junta de Sevilla en España y que el virrey siga sus funciones como antes. Iturrigaray vacila y el 15 de septiembre de 1808 los españoles, liderados por Gabriel del Yermo apresan al virrey y nombran a un comandante militar como nuevo virrey. Los criollos ven con claridad que bajo el supuesto apego a la ley, no hay más que voluntad de poder y de privilegios. A partir de entonces sus ideas se radicalizan.

A fines de 1808 es descubierta una amplia conspiración dirigida pos los militares criollos Michelena y Obeso, que son apresados. Fue una conspiración de amplias ramificaciones, varias de las cuales, no descubiertas, servirían para apoyar el pronunciamiento de Hidalgo en 1810 y para darle cuerpo a la conspiración de Querétaro. Las cosas han llegado a tal punto que corren libelos que hablan abiertamente de independencia. Fray Melchor de Talamantes expone que la independencia es necesaria y provechosa, pues no se debe obediencia a un rey preso y la Nueva España tiene todos los elementos para procurar su propio sustento y felicidad.

Como rescoldo de la fracasada conspiración de Valladolid, el corregidor Domínguez de Querétaro, elabora nuevos proyectos de independencia y pone al mando de su conspiración al capitán Ignacio Allende, del regimiento de Dragones de San Miguel, esta a su vez invita a participar al cura de Dolores, Miguel Hidalgo, quien terminara encabezando las reuniones.

MIGUEL HIDALGO

La independencia estaba programada para iniciar el 2 de octubre, pero el descubrimiento prematuro de la conspiración obliga a Hidalgo a adelantarse. Desgraciadamente, opta por la insurrección abierta del populacho, aunque tenga que recurrir a excitar el odio de castas.

El 15 de septiembre de 1810, convoca a sus feligreses a levantarse en armas por "Fernando VII" y en contra de los españoles que quieren entregar a la Nueva España a Napoleón. En Atotonilco enarbola el estandarte de Nuestra Señora de Guadalupe, agregando así de manera deplorable un ingrediente de fervor religioso a la consecución de un proyecto político. Capturan San Miguel, Celaya, Salamanca e Irapuato. Para posteriormente dirigirse a Guanajuato, donde se produce la primera matanza de la guerra. En vano Allende trata de moderarla. Posteriormente capturan Valladolid de donde se dirigen a la ciudad de México por Toluca. En El Monte de las Cruces se le enfrenta una escuálida tropa realista, que es fácilmente derrotada por las tropas independentistas. Sin municiones, y ante la proximidad de Calleja, Hidalgo se ve obligado a regresar a Valladolid. En Aculco es interceptado y derrotado por Calleja. Las innumerables huestes de Hidalgo de desbandan. Hidalgo regresa a Valladolid y enfila sus ataques a Guadalajara, donde para congraciarse con la plebe emite decretos populistas y permite degollinas de españoles.

Allende riñe severamente con él e intenta arrebatarle el mandoEn Puente Calderón, el ejército insurgente es nuevamente derrotado por Calleja y desbanda a los independientes por todas partes. Hidalgo intenta huir a Texas para reorganizarse, pero en Acatita de Baján es traicionado y entregado al poder virreinal junto con Allende, Aldama y Jiménez, todos fueron fusilados terminando así la primera etapa de la independencia, que apenas duró 8 meses.

JOSÉ MARÍA MORELOS

Una de las medidas más inteligentes de Hidalgo, fue comisionar a diversas personas para levantar diversas regiones del país, este es el caso de Morelos, quien fue encargado de levantar la zona sur del país. Morelos pasó por la cuenca del Balsas reclutando gente; no una chusma incontrolable, sino pequeñas partidas guerrilleras. También supo conjuntar un admirable equipo de ayudantes: Matamoros, Los Galena, Los Bravo, Verduzco, Guadalupe Victoria y Vicente Guerrero. Después de Asediar infructuosamente Acapulco, tomó Chilpancingo y de dirigió a Cuautla. Allí fue sitiado por Calleja quien sufrió el primer revés de su brillante trayectoria ante la resistencia de Morelos. En 1812 realizó una serie de geniales maniobras que culminaron con la toma de Cuernavaca, Tehuacán, Orizaba, Oaxaca y Acapulco.

A mediados de 1813, Morelos intentó darle legalidad al movimiento con una dirección política bien fundamentada, para eso creó el Congreso de Chilpancingo, que aunque, fue más o menos aceptado por los demás insurgentes, pronto generó rencillas y su único logró fue redactar la Constitución de Apatzingan que nunca pudo ser puesta en vigor.

En diciembre de 1813 Morelos al frente de su mejor ejército intento retomar Valladolid, pero fue derrotado por los realistas Llano e Iturbide. A partir de ahí encadenó una serie de derrotas hasta su captura y fusilamiento en 1815.

Con la muerte de Morelos el movimiento independentista se atomiza. En 1814 se reinstaura el absolutismo en España con el retorno del rey Fernando VII, y se nombre Virrey a Calleja, quien desarrolla una sistemática aniquilación de los líderes insurgentes. En 1815, se disuelva el congreso de Chilpancingo y antes de 1817 todos los jefes insurgentes son derrotados, quedando sólo Osorno, Guerrero y Guadalupe Victoria. En 1816 es nombrado virrey Apodaca, quien decreta una amnistía general con miras a pacificar el virreinato.

El balance de siete años de guerra, y de las terribles atrocidades cometidas por ambos bandos, es de mas de 600,000 muertos (aproximadamente el 10% de la población), los campos fueron arrasados, las minas inundadas, el comercio estrangulado y el antes prospero virreinato fue sumido en la ruina.

AGUSTÍN DE ITURBIDE

Para 1820, la causa de la independencia parece por completo perdida, pero entonces ocurren una serie de sucesos inesperados; una asonada liberal en España obliga a Fernando VII a restablecer la Constitución de Cádiz, pero ya con un radical contenido liberal. La noticia fue recogida en México con sentimientos encontrados. Los comerciantes la apoyaron, pero en general las clases privilegiadas vio con malos ojos la nueva constitución, tanto por el fin de sus privilegios como por su radical anticlericalismo. En el templo de la Profesa fraguaron un plan para independizar a México guardándolo como monarquía leal a Fernando VII, donde podría gobernar sin constituciones liberales. Necesitaban un militar de prestigio para encabezar el movimiento y escogieron a Agustín de Iturbide.

La conspiración pronto abortaría, pero Iturbide tomó su nuevo mando como General de los Ejércitos del Sur con su plan ya forjado, independizar a México de España. Tras unos breves combates con guerrero invitó a esta a conferenciar y le propuso el Plan de Iguala para independizar a México de España. Iturbide desplegó una hábil campaña diplomática que en 9 meses logró lo que no habían realizado 10 años de guerra. El Plan de Iguala estaba tan bien elaborado que logró la adhesión de prácticamente la totalidad de los mandos y tropas realistas e insurgentes, con los que se formó el Ejército de las Tres Garantías, que salvaguardaron el Plan de Iguala y la Independencia.

El Plan de Iguala proclamaba la independencia completa e inmediata respecto de España, agradando a un tiempo a criollos y a insurgentes; proclamaba también un trato igual para criollos y españoles, atenuando con esto el temor de los peninsulares y otorgando ventajas a indígenas, mestizos y criollos; proclamaba la supremacía de la religión católica y colocaba las tres garantías del plan en manos del Ejército Trigarante.

Una bandera Tricolor (verde, blanco y rojo) simbolizaría las Tres Garantías sobre las que se fundaba el nuevo país, naciendo así la bandera de México. Cuando en agosto de 1821 el nuevo virrey Juan de O´Donojú llegó a Veracruz, aceptó el hecho consumado y firmó con Iturbide los Tratados de Córdoba, que otorgaban a México su independencia. El 27 de septiembre el Ejército Trigarante hizo su entrada en la capital entre la alegría de la población y el 28 de septiembre se proclamó formalmente la independencia de México.

ITURBIDE EMPERADOR

Las palabras finales de Iturbide eran una esperanza pero al mismo tiempo una advertencia: "Ya sabéis el modo de ser libres; a vosotros toca el modo de poder ser felices." De esta manera nace el país de los criollos y para los criollos, llamado “México”.