Hemos planteado en este medio la visión de que vivimos en México una sociedad colonial de explotación, igual que en el siglo XVI, sólo que maquillada. Que lo único que pasó en la Guerra de Independencia, fue que los españoles nacidos en México (criollos) le quitaron el poder de la Colonia a los españoles nacidos en España (gachupines).
Los criollos desmantelaron la presencia de la corona española en el Virreinato de La Nueva España y crearon un país, -su país-, al que llamaron México arbitrariamente, porque no todos somos mexicas. Manteniendo el sistema de injusticia y explotación en contra de los “naturales” o indígenas y la depredación de sus recursos naturales. De esta manera el México de los criollos nace como un país de explotadores y explotados, de vencedores y vencidos, de gente “bonita” y... nacos, indios, yopes, pelados y un largo etcétera lleno de epítetos a los descendientes de la cultura vencida.
Mucha gente piensa que el país llamado México es la creación de hombres que buscaron acabar con la explotación y la injusticia de los tres siglos de Colonia. No es cierto, la lucha fue por el poder económico, político y social entre gachupines y criollos, en donde sólo se usó a los indígenas como carne de cañón. La “historia oficial”, que es la biografía del Estado criollo, miente.
En estos dos siglos de dominio de los criollos, “su país” llamado México, ha ido de mal en peor. En el siglo XIX fueron invadidos por E.U. y Francia, perdieron la mitad del territorio que habían heredado de la Colonia, y se la pasaron luchando en guerras fratricidas. En el siglo XX, por iniciativa de E.U., se inició la Revolución, fundamentalmente para quitar los intereses europeos y abrirles las puertas a los norteamericanos. En estos dos siglos los criollos han demostrado con creces su incapacidad para gobernar, crear riqueza en un país lleno de recursos naturales y de un pueblo originario muy trabajador y con una riqueza cultural muy grande, pero siempre despreciada y menospreciada. Lo realmente cierto que han creado los criollos es la pobreza, la injusticia y la violencia.
En dos siglos los criollos han perdido totalmente su identidad. Ya no son españoles y jamás serán mexicanos. Son rechazados en España a donde se les llama “indianos”, pues aunque ellos no lo aceptan, tienen más la cultura indígena que tanto desprecian y son ajenos a la cultura española, que tanto proclaman. Pero en México mantienen de generación en generación, de una manera obsesiva y recalcitrante, la idea que “ellos son españoles” y que no son “iguales” a los demás. Pero podríamos hablar también de los libaneses, franceses, italianos, chinos, judíos, ingleses, etc.
El México que han forjado los criollos es un país excesivamente racista, clasista e injusto. Los criollos durante doscientos años han explotado a los pueblos originarios y sus recursos naturales, pero nunca en verdad se han sentido mexicanos y han actuado como hermanos con el pueblo. Nunca han aprendido a amar al pueblo y a la cultura que les dio asilo. Nunca han compartido su destino y valorado su cultura.
El que escribe, vivió dos años en España y me jacto de conocer y adorar al noble pueblo español (al de España). Al heroico pueblo que ha sufrido la injusticia y el desprecio de la Europa. El pueblo español, que hasta hace muy pocos años se sentía despreciado y rechazado por los europeos. Después de la Segunda Guerra Mundial, el pueblo español fue el pueblo migrante que sirvió de carne de cañón para que muchas economías europeas se recuperaran. Históricamente el pueblo español ha sido un pueblo de migrantes. Millones de españoles están en América, expulsados por la pobreza y la injusticia, desde los tiempos de la Corona, o desde la época de la República o de la dictadura franquista. Nadie sale de su patria con una mano atrás y otra adelante por su gusto. Todos los españoles que están en México, salvo los refugiados de la Guerra Civil, a quién por cierto les debemos mucho, vinieron por ser los más miserables y pobres de España. Son los que han venido y siguen viniendo a la aventura. Estos “españoles”, lejos de agradecer y amar al pueblo y a la cultura que les dio asilo y cobijo, en poco tiempo se vuelven en sus explotadores y sus despreciadores. Los españoles que llegan a México, desde 1521 hasta nuestros días, en muy poco tiempo “se insertan hábilmente” en el sistema colonial de explotación del pueblo invadido.
Se vuelven más dictadores que Franco, por generaciones mantienen de manera exagerada su pronunciación, tratan de casarse entre ellos o viajan a España por mujer o varón. Crean sus propias escuelas, sus propios centros sociales, culturales y deportivos. Remarcan su “dudoso origen” para imponer su estatus de “colonizador” y no recuerdan que fueron expulsados por la pobreza y la injusticia, desde Hernán Cortés hasta los que arribaron ayer.
No quiero decir que TODOS SEAN IGUALES y no se vale generalizar. Existen españoles como Gonzalo Guerrero, que rechazó a Cortés y vivió, se caso, tuvo 3 hijos, luchó con los mayas en contra de los conquistadores y murió a mano de uno de ellos. Como Francisco Javier Mina, que puso su capital y su vida, por el ideal de la libertad de México. O como León Felipe y toda la pléyade de intelectuales, artistas y maestros que llegaron refugiados por la Guerra Civil, quienes le inyectaron a México lo mejor de España de los años treinta del siglo pasado.
Nos referimos en cambio a los españoles ignorantes, explotados y oprimidos que tuvieron que salir de España por la injusticia y que al llegar a México, se han convertido en otros explotadores, iguales a los que los obligaron a salir de su país. Gente que no es querida en España y no es querida en México. Gente que vive en un “laberinto de soledad”. Ni de aquí ni de allá. Allá son “mexicanos” y aquí son “españoles”.
Nunca se la han jugado por México y huyeron de España. Hicieron la Guerra de Independencia para desbancar a sus parientes los gachupines, pero no por liberar y dejar de explotar al pueblo de México. Desde 1821 no se sienten mexicanos y a la menor provocación salen con sus capitales del país. No es gente de trabajo, sólo explota. No es gente que ayude, sólo medra. No es gente solidaria con el pueblo y la cultura que les ha dado todo cuanto tiene, sólo son mezquinos, ignorantes y materialistas. No son gente de talento y capacidad, sólo minúsculos explotadores, “alpargateros-peseteros” como los llaman en España. No son gente de la gran industria o la gran empresa, no han logrado crear una gran economía en la colonizada América latina. Sólo son rapaces explotadores: hoteles de paso, vinaterías, panaderías, restaurantes, comercio al menudeo y medio mayoreo. Su capacidad no de para más. En vez de desarrollar una gran empresa, prefieren tener varias pequeñas. Maltratan a sus trabajadores, los mal pagan, explotan y desprecian... hasta la fecha, los tratan como si fueran los tiempos de la Colonia. Me refiero a los “gachupines”, no a los ESPAÑOLES. Me refiero a esos que no son mexicanos y tampoco son españoles. A esos despreciables seres que no tienen patria, pueblo, cultura, ni identidad. A los explotadores y hambreadores, a los abusivos, a los ignorantes, a los desolados despatriados. A esa pobre gente.
Existen y le siguen haciendo mucho daño a nuestra gente, a nuestra cultura y no nos han dejado crear una nación propia-nuestra. LOS CRIOLLOS NOS HAN SECUESTRADO A LA PATRIA. Prosiguen manteniendo y usufructuando el sistema colonial, sólo que de una manera velada, hipócrita y racista. Es “su país”, no el de todos los mexicanos. Es “su riqueza”, no la de todos, es “su bienestar” no el de todos los mexicanos, es “su seguridad” no la del pueblo en general.
Ayer salieron a buscar a Europa un emperador para que los gobernara. Hoy, corren a la Embajada de España a pedir “su protección” de una sociedad injusta que ellos han contribuido a construir. Cuando les conviene son españoles. Para explotar y medrar al mexicano, los criollos se ostentan como “mexicanos”, manitos y paisanos. Para librarse de la inseguridad y la injusticia que ellos, como voraces explotadores, han ayudado a crear, entonces son españoles, y buscan la protección de España, sin hacerse corresponsables de esta inseguridad que sufrimos todos los mexicanos. Se presentan como españoles “victimas” ante la embajada y no enfrentan el problema de la inseguridad como actores y factores de la economía que son. Como mexicanos.
Eso nos demuestra que los criollos jamás se han sentido y jamás han actuado como mexicanos. No nos han ayudado a construir, en un país rico, una sociedad justa y más igualitaria, con una distribución más equitativa de la riqueza. Sólo están dispuestos, históricamente, a explotar, corromper y obtener ganancias a costa de la sociedad, la cultura y el país que les ha dado asilo y todo cuanto tienen. (2004)
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