La colonización nos hace creer que en México ha terminado un Sistema Colonial que duró tres siglos y que finalizó con la Guerra de Independencia. Se supone que México es ahora un país independiente, pleno de justicia e igualdad. Gracias a que un puñado de ilustres personajes históricos se había “roto las cadenas de la esclavitud” para crear un país de igualdad.
Muchos “ingenuos-ignorantes”, piensan que México es un país libre y que está constituido con un sistema democrático, en la que los ciudadanos, mediante su voto, pueden definir el destino económico, político y cultural de la nación mexicana. Nada más falso que esto. La ignorancia es la madre de todas las injusticias.
Los que tienen de verdad el poder (el poder real que es el DINERO) en México, no les conviene que la gente común, el pueblo, abra los ojos y conozca la verdad en la que viven cotidianamente. Porque la ignorancia y la pobreza de muchos, representa el poder y la riqueza de unos cuantos. Veamos a que nos referimos.
El Banco Mundial acaba de dar unas cifras escalofriantes y reveladoras. Una radiografía en números de los que pasa en México. ''La décima parte más rica de la población gana más de 40 por ciento de los ingresos totales, mientras la décima parte más pobre sólo obtiene 1.1 por ciento. Además, contribuyen a la pobreza la profunda desigualdad regional y étnica y las diferencias en cuanto al acceso a la salud, a la educación y a los servicios públicos de buena calidad''.
Según el diagnóstico del Banco Mundial, la pobreza en México ''sigue estando extendida''. Los datos oficiales para el año 2000 indican que alrededor de 53 por ciento de los 104 millones de habitantes están en esta situación, definida como que tienen un nivel de consumo por debajo de las necesidades mínimas de alimentos básicos y algunos otros bienes no alimentarios básicos. La Jornada 15-4-04.
Como ve usted, amable lector, es el Banco Mundial quien da a conocer estas cifras, no el EZLN o la Universidad Iberoamericana de los jesuitas, quien por cierto, afirma basándose en sus estudios que la pobreza en México alcanza al 72% de los mexicanos. De estas reveladoras cifras podemos deducir que en México el sistema colonial de explotación sigue presente. Que existe un 10 % de “mexicanos criollos” que tienen el 40% de la riqueza, es decir, descendientes biológicos y culturales de aquellos que vinieron de “afuera” a invadir, colonizar y explotar. Más otros que siguen llegando y que inmediatamente se integran a la estructura del sistema colonial. El Banco Mundial señala que los aspectos de injusticia social tienen que ver ¿casualmente? con el color de la piel. Pues resulta que en el otro extremo están un 10% de mexicanos que apenas poseen el 1.1 % de la riqueza de este país. Por supuesto que no se necesita ser miembro del Colegio de México para saber que ese grupo es el de los indígenas. Como ve usted, nada ha cambiado sustancialmente en estos 483 años de colonización.
En medio de estos dos polos, existe una masa amorfa, ignorante, desculturizada, hija “del canal de las barras y las estrellas y tv.azteca”. Gente que desprecia y desconoce a las culturas indígenas y la historia antigua del Anáhuac. Gente que se siente inferior por su piel morena o superior por su piel blanca. Gente que se tiñe el pelo de rubio y se “refina” inspirándose en modelos socioculturales que la tv les ofrece. Gente con pocos o muchos estudios académicos, que no saben quién es en verdad, de dónde vienen, ni a dónde va. Gente que busca en el consumo una razón para existir y en Estados Unidos un paraíso de ilusión. Gente con o sin instrucción académica, pero sin educación y cultura propia. Gente en busca de la “modernidad” y la “superación personal”, con la que pretenden llenar su desolación y vacío existencial. Gente que se cree libre y con el “poder” de su firma. Gente endeudada hasta las orejas y miserable espiritualmente, independiente de que tengan o no tenga dinero.
Esta masa amorfa e ignorante de todo y de sí misma, es la que enriquece a ese 10% de extranjeros avecindados en esta tierra desde 1521 y que cada día siguen llegando... pues al parecer, México tiene riquezas inagotables. A nivel nacional los nombres de las familias que tienen el dinero delatarán su origen criollo. Pero lo mismo pasa en los estados. En Oaxaca por ejemplo, son los descendientes de los extranjeros los que son los dueños del Centro Histórico, de las mejores tierras y los mejores ranchos. Los dueños de las pocas empresas y los grandes comercios. Descendientes de españoles, libaneses, ingleses, alemanes, judíos y un largo etcétera.
Los que son los peones, los empleados, los mil usos, los micro comerciantes, son los mestizos. Y los desposeídos entre los pobres, los desheredados, la gente de “abajo” son los indígenas. ¿Casualidad o mala suerte? O es que unos son flojos y los otros “muy trabajadores”. O es que existe un sistema feroz de explotación y de exclusión social, que es hipócritamente escondido por todos.
De manera que cuando nosotros escribimos CRIOLLOS en los artículos, no es una metáfora. No, por el contrario, es una dolorosa y vergonzante realidad. México es, no sólo un país clasista, sino fundamentalmente racista. Las clases altas por ignorancia o complicidad, hasta se molestan cuando uno trata estos temas “incómodos” para su mezquina conciencia. Aseguran que México es un país de libertad y que los que no tienen dinero, es porque no trabajan o no tienen preparación. Afirman con un asombroso cinismo que en México no existe racismo. Sin embargo, vea usted la televisión, las revistas, los anuncios y nunca verá a “los morenitos”. Vaya usted a una discoteca y vea la discriminación más rampante.
En general, quienes en México tienen el dinero y el poder son blancos, con apellidos “extraños” o compuestos. Los criollos usan todos sus recursos políticos, los medios masivos de comunicación, el sistema de educación, para que la gente este “dormida e inconsciente”, ajena a sí misma, ignorante de su realidad histórica, política y cultural. Mantienen embrutecida y enajenada a la masa de “indios-desindianizados” que llaman mestizos.
Los han enseñado a despreciar y desvalorar su origen y su Cultura Madre. Los han entrenado para que sean feroces colonizadores de su propia gente. Pero la realidad económica, de alimentación, de salud, de educación nos enseña que sigue vivo y pujante el modelo de colonización y explotación de extranjeros contra nativos, de blanquitos contra prietitos, de gente bonita contra los nacos. Y esto lo dice el mismo Banco Mundial. (2004)
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