Sencillamente porque en el territorio norteamericano no hay una embajada de E.U. Todos los golpes de Estado que se han dado en el continente han sido planeados y dirigidos desde las embajadas de E.U.
Cuando un gobierno democrático no le conviene a los intereses económicos, comerciales y políticos de “los mercaderes” de Wall Street, inmediatamente se echa a andar la maquinaria golpista más efectiva del mundo, La CIA.
En Honduras el golpe de Estado fue planeado y ejecutado por la embajada de las barras y las estrellas, por supuesto con la aprobación de Hilary Clinton. La razón, el presidente Zelaya estaba estrechando lazos con el presidente Chávez y la pandemia nacionalista y antiimperialista esta creciendo, y eso el garrote del Tío Sam no lo va a permitir.
El punto es que como se ve, “La democracia de los mercaderes” funciona solo cuando conviene a los intereses del Mercado, pero cuando el pueblo y su gobierno pretende hacer algo que atenta contra los sacrosantos intereses del Becerro de Oro… los soldados se encargan de poner las cosas como deben de estar. Más nada.
Honduras no es muy diferente de Guatemala o México, países donde gobiernan desde principios del siglo XIX, cúpulas de poder de criollos con una mente pequeña, subdesarrollada e incapaz. Han sido los capataces del capital foráneo estos dos siglos y solo han creado más injusticia, pobreza y violencia.
Somos países bananeros, no por sus trabajadores y sufridos pueblos, no por ser pobres en recursos naturales, no porque no existe inteligencia y capacidad en los pueblos.
Somos países bananeros por los criollos corruptos, ineptos y acomplejados que nos gobiernan. Los mestizos y menos los indígenas no han podido llegar al centro de las cúpulas criollas que detentan el poder y que, como vemos en Honduras, se pelean el poder entre unos y otros.
Lo mismo pasa en México en donde conservadores y liberales, centralistas y federalistas, monárquicos y republicanos, panistas y prisitas-perderistas se la han pasado luchando por el poder, en medio de la corrupción, la entrega de la patria y la incapacidad para gobernar-administrar.
La ideología criolla es el cáncer de nuestras democracias patito de los seudo-mercaderes-bananeros de América Latina.
Cuando un gobierno democrático no le conviene a los intereses económicos, comerciales y políticos de “los mercaderes” de Wall Street, inmediatamente se echa a andar la maquinaria golpista más efectiva del mundo, La CIA.
En Honduras el golpe de Estado fue planeado y ejecutado por la embajada de las barras y las estrellas, por supuesto con la aprobación de Hilary Clinton. La razón, el presidente Zelaya estaba estrechando lazos con el presidente Chávez y la pandemia nacionalista y antiimperialista esta creciendo, y eso el garrote del Tío Sam no lo va a permitir.
El punto es que como se ve, “La democracia de los mercaderes” funciona solo cuando conviene a los intereses del Mercado, pero cuando el pueblo y su gobierno pretende hacer algo que atenta contra los sacrosantos intereses del Becerro de Oro… los soldados se encargan de poner las cosas como deben de estar. Más nada.
Honduras no es muy diferente de Guatemala o México, países donde gobiernan desde principios del siglo XIX, cúpulas de poder de criollos con una mente pequeña, subdesarrollada e incapaz. Han sido los capataces del capital foráneo estos dos siglos y solo han creado más injusticia, pobreza y violencia.
Somos países bananeros, no por sus trabajadores y sufridos pueblos, no por ser pobres en recursos naturales, no porque no existe inteligencia y capacidad en los pueblos.
Somos países bananeros por los criollos corruptos, ineptos y acomplejados que nos gobiernan. Los mestizos y menos los indígenas no han podido llegar al centro de las cúpulas criollas que detentan el poder y que, como vemos en Honduras, se pelean el poder entre unos y otros.
Lo mismo pasa en México en donde conservadores y liberales, centralistas y federalistas, monárquicos y republicanos, panistas y prisitas-perderistas se la han pasado luchando por el poder, en medio de la corrupción, la entrega de la patria y la incapacidad para gobernar-administrar.
La ideología criolla es el cáncer de nuestras democracias patito de los seudo-mercaderes-bananeros de América Latina.